Cuando vi el titular sobre el padrón poblacional exclamé por los bajinis: coño, ya era hora de que creciéramos en número de habitantes; es verdad que los ciudadanos de Valladolid son solo unos pocos más (1.103, en concreto), pero menos da una piedra. ... Si en ese momento hubiera dejado de leer los detalles de la estadística habría pasado el día satisfecho tras comprobar que los esfuerzos de nuestras administraciones regional, provincial y local han empezado a dar sus frutos contra la despoblación y, aunque sea poco, crecemos. Lo malo es que entrando en las 'tripas' de la noticia pronto llegué a la conclusión de que el crecimiento es una pijadilla y los datos reales muy alarmantes, porque en un lustro hemos perdido cinco mil niños, cada vez hay más ochentones y ya tenemos treinta pueblos sin una sola criatura censada. Es evidente que seguimos desangrándonos sin tregua y espero no ser el único al que le preocupan los datos de la siguiente estadística con el coronavirus arrasándolo todo. Debe ser muy complicado atraer colonos a estas tierras, pero parece evidente que las medidas tomadas hasta ahora para que el personal no abandone pueblos y ciudades siguen fracasando. No sé cómo se puede impedir que continúe la sangría poblacional, pero nuestras autoridades deberían preguntar a la gente adónde se va y por qué. Cualquier cosa menos presumir de esa pijada de sumar mil nuevos vecinos en todo un año.
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