![Pifostio](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202112/18/media/cortadas/aganzo-kzPH-U160289443945X5H-1248x770@El%20Norte.jpg)
Pifostio
El avisador ·
«Factura sanitaria, con el ejército desplegando rastreadores para saber quién hizo qué con quién y advertirle de las consecuencias»Secciones
Servicios
Destacamos
El avisador ·
«Factura sanitaria, con el ejército desplegando rastreadores para saber quién hizo qué con quién y advertirle de las consecuencias»Excepto ella misma (y el Sumo Pontífice), nadie sabe qué es lo que le dijo el papa Francisco a la vicepresidenta Díaz para que se lo transmitiera de su parte al presidente Sánchez. Un mensaje de boca a oreja, lejos del espionaje de teléfonos fijos ... o móviles. Y del tuit. Pero mientras sabemos o no sabemos el contenido de este mensaje, los acontecimientos se siguen confabulando a favor de la campaña de esta nueva izquierda, que ya ha avisado que no se va a conformar con sacar a Podemos del mapa político español. Porque quiere más. En pleno debate de la Ley de Universidades, el presidente cambia de ministro. Deja que se vaya el que en su día pactó con Pablo Iglesias y pone en su lugar al ideólogo de Ada Colau, es decir, la parte contratante de la segunda parte del nuevo proyecto político de Yolanda Díaz. Menudo momento para el relevo, si no fuera porque en realidad el ministerio pinta menos en la cosa de las Universidades que la Tomasa en los títeres.
Así, el trampantojo ministerial pierde un sabio distraído, ajeno por completo a España y a los españoles, y gana simplemente un distraído. Distraído en complementar el modelo por el que trabajan los gobiernos de España y Cataluña en colegios y universidades: fomentar al máximo el independentismo catalán para que nunca termine de ser independentista. Que sí. La ruta de lo de Canet de Mar: no uno, sino dos profesores por cada aula en la que sea necesario mantener el 25% en castellano, que es lo que estudia la Generalitat en respuesta al conflicto. Si es que la fiscalía no tiene otra cosa que decir sobre derivaciones penales. Con avances así, ¿para qué proclamar una nueva república catalana?
Entiendo que todo esto sucede impunemente porque los ciudadanos estamos más preocupados por las fiestas y las escaladas de ómicron y de la energía que por los avances de Colau y el catalanismo segregacionista. Es natural, como el gas. Las fiestas, que en su día se inventaron para honrar a los dioses, ahora se dedican casi en exclusiva al desparrame. Aunque sepamos que vienen con factura. Factura sanitaria, con el ejército desplegando rastreadores para saber quién hizo qué con quién y advertirle de las consecuencias. Y factura energética, en esta nueva guerra fría que nos dicen, para despistar, que es la consecuencia del neoimperialismo zarista de Vladimir Putin… No sé. De momento, y antes de que nadie haya conseguido saber, a 18 de diciembre, dónde está la equiparación prometida por el Gobierno con los precios de la luz de 2019, Bruselas ya ha reñido a Calviño diciéndole que el modelo español no es políticamente correcto.
Claro, que bastante tiene la vicepresidenta económica con aguantar el chaparrón local por sus comentarios sobre el líder de la oposición. Que Pablo Casado está desequilibrado, dice Nadia Calviño. ¡Como para no estarlo! Más rápido que los periódicos, la Real Academia Española ya lo ha certificado en las nuevas entradas de su diccionario. Al lado de neologismos que dan carta lingüística al neohippismo del siglo XXI, con términos como 'poliamor' o 'pansexualidad', también incorpora palabras propias de nuestros felices años veinte. A saber, en el campo de la educación y el prestigio universitario (ministros aparte), la técnica académica conocida como 'cortapega'. O en el de la pura sociología nacional, el 'pifostio' y el 'sindiós'.
Antes pensaba que el pifostio nacional era cosa únicamente de ríos revueltos y ganancias de pescadores. Pero ahora, que vuelvo a leer a Bécquer mientras espero a ver cuándo llegan, magos o eméritos, los Reyes, me da por pensar en lo de las brumas del romanticismo: «Mi cerebro es el caos, mis ojos la destrucción, mi esencia la nada». Y el lechazo, esta semana, que sube casi tanto como la electricidad.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.