Hoy volvemos a celebrar, un año más, y van cincuenta, el Día Mundial del Medio Ambiente, una conmemoración que busca poner el foco en todo aquello que nos estamos jugando en nuestra casa común.
Los medios de comunicación, como no podía ser de otra manera, comenzaron a dar voz a esta situación. Los graves problemas que se empezaban a vislumbrar con claridad demandaban acciones concretas, directas y rápidas. Antes, los periodistas centraban principalmente sus informaciones en catástrofes y sobre los problemas ambientales, eso sí, de una manera muy generalista y casi siempre muy etérea. El tiempo pasaba y la situación se convertía en preocupante.
En estos últimos años las noticias sobre medio ambiente, biodiversidad, agua, movilidad… han sido capaces de hacerse un hueco diario en los medios. Uno de los aspectos que me gustaría destacar es que ya no solo se habla de calamidades, sino que los profesionales de la información, gracias a las fuentes y su preparación, lo hacen planteando soluciones. Creo que es la revolución más importante que se ha llevado a cabo en el periodismo especializado.
Estas cinco décadas han servido, a nivel periodístico, para acercar a los periodistas a las fuentes. Estas se han profesionalizado y han basado, en la inmensa mayoría de las ocasiones, sus informaciones en estudios, en la ciencia y en científicos que han entendido, que hacer llegar el mensaje, es fundamental para cambiar conductas. Hoy contamos con un amplio abanico de instituciones, ONG, asociaciones o colectivos que, de una manera profesional, nos abren el camino para tratar temas relativos al cambio climático, a los ecosistemas o a la crisis hídrica.
Junto a ello hay que destacar que la figura del periodista ambiental ha surgido, en estos últimos años, con toda su fuerza. Ahora tenemos más preparación específica y más tiempo (a veces) para desarrollar las informaciones, pero sobre todo hemos sabido recoger la sensibilidad que la ciudadanía estaba y está manifestando con respecto al Medio Ambiente.
Si todo esto ha sido posible es en gran medida gracias a que la sociedad y los medios han ido de la mano y han visto que el deterioro del planeta es algo que afecta a todos los ámbitos de nuestras vidas. Lo que hace unos años era el foco de las informaciones, ahora ya ha dejado de ser primera página. Antes se hablaba de la capa de ozono (querido lector ¿hace cuánto tiempo que no lees noticias relacionadas con este tema?) o de la radiactividad. Ahora la actualidad manda y se centra en el cambio climático, en la contaminación, en el reciclaje, en la gestión de los residuos, en la transición energética o en la migración climática.
Esta evolución de los problemas vinculados al Medio Ambiente no es una cuestión gramatical, es un cambio profundo en la madurez del ciudadano frente a la situación del planeta. Si hace 30 años a un ciudadano le hubiésemos preguntado qué era la gestión de residuos, muy probablemente no habríamos tenido respuestas. Si esa misma cuestión la planteáramos ahora, estoy convencido que tendríamos multitud. Desde mi punto de vista, esta evolución es fruto de la concienciación, por un lado, y por la labor de los medios de comunicación, por otro. La primera está clara, cada vez estamos más concienciados: leemos, investigamos y nos informamos más. La segunda también es evidente: en este momento más de 70% de los medios de comunicación, 'on-line' u 'off-line', hablan de una manera continuada de Medio Ambiente.
Es justo destacar que en gran medida estos cambios han sido fruto del trabajo de aquellos periodistas que hace años fueron capaces de colocar estos temas a sus redactores jefe. Ahora estamos recogiendo sus frutos al asimilar los conceptos, pero sobre todo las causas y las consecuencias de seguir sin cuidar el planeta. Los periodistas ambientales hemos ayudado a crear esta conciencia y a lo largo de muchas décadas hemos sumado para cambiar hábitos y actuar en favor del Medio Ambiente.
El siguiente reto al que nos debemos enfrentar es el de conseguir que nuestras vidas se desarrollen de manera sostenible y en armonía con la naturaleza. Para ello la figura del periodista ambiental seguirá siendo fundamental, tanto por su capacidad para enseñar a esta sociedad madura, ejemplos y realidades que están mejorando la biodiversidad, o para plasmar el modo en el que algunas personas trabajan por un modelo de producción y consumo sostenible. No lo olvidemos, todas estas iniciativas son capaces de parar el ritmo de destrucción del planeta. Desde nuestra responsabilidad seguiremos por este camino.
Sí, somos periodistas, pero también activistas en pro de nuestra casa común. No dudaremos en denunciar la crisis climática y sus consecuencias. No dudaremos en denunciar el 'greenwashing'. No dudaremos en denunciar las 'fake'news'. No dudaremos en ponernos frente de los que niegan la crisis climática. Pero, sobre todo, no dudaremos en aportar soluciones, eso sí, basadas en la ciencia. Este es el camino.