Pequeñeces

Así que, a lo tonto a lo bobo, me enganché desde casa a la rueda de prensa de tres altos cargos que, por lo general, suelen llevar la lección bien aprendida. Los que entendemos un poco del negocio de la comunicación, sabemos que raramente empieza una actividad de este tipo sin que los asesores preparen a sus jefes sobre la manera de responder a preguntas incómodas o qué decir al principio y al final de la intervención para conseguir un titular como Dios manda.

Para servidor, la frase más bonita de todas fue la del vicepresidente señor Igea al que, dos minutos antes de acabar, le preguntaron si asumiría alguna responsabilidad por haber adelantado el toque de queda impuesto por el gobierno central. Lo razonable es que hubiera dicho si estaba dispuesto o no a pagar las consecuencias de su rebeldía, pero prefirió salirse por los cerros de Úbeda, provincia de Jaén: «No nos preocupa el lucro cesante, sino el luto incrementado». Se acabó la incertidumbre por la saturación de las UCI, la escasez de plantillas o las nuevas cepas del coronavirus. Con sentencias tan redondas ¿quién se acuerda de esas pequeñeces?