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Ábalos dice que le registren, que pongan los vídeos del aeropuerto (los ha pedido una juez para guardarlos y que no se destruyan), pero que los vídeos son secreto de Estado (como el Falcon yendo a la boda de un cuñado, vaya). «Me vendría ... bien que se viesen», ha resaltado Ábalos. Pero a veces verlos es muy peligroso.
Recuerden a la pobre Cifuentes con sus cremas baratas. Y anda que los que se hace Irene Montero. El penúltimo, el del gineceo de su ministerio pretendiendo darle una sorpresa de cumpleaños con una tarta espantosa (las perpetradoras hablan de «la producción de la tarta»).
Lo de Delcy será secreto de Estado y surtidor de versiones pero esto de la irenecracia sí que debería ser secreto. No podemos ver que esas cosas pasan en un ministerio, aunque sea de chichinabo (más chichi que nabo). Paula Echevarría tiene una pandilla que se llama Las Pencas. A mí no me importa ver a Las Pencas en el 'Diez Minutos', ¿pero en un ministerio?
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