Que Pedro Sánchez viajase hace unos días a Ponferrada, ya con los Presupuestos del Estado para 2022 elaborados, y anunciase en un mitin solo dos inversones, solo dos, para reactivar un campo militar en Toro (20 millones) e insuflar actividad a la Ciudad de la Energía, ... hacían temer lo peor de las cuentas estatales hacia estas tierras. Y a mitad de semana, se confirmó. Claro, si comparamos con lo que van a recibir comunidades de la liga en la que juega la nuestra (Extremadura, La Mancha,...), los 997 millones de aquí son una bicoca. Pero si lo medimos con otras de tamaño parecido, que no población, como Andalucía (2.297 millones) la verdad, es irritante. Y, si leyendo la letra pequeña de los 997 millones, se detiene el personal en los proyectos que se eternizan en marcha, es para salir corriendo. La autovía a Soria, que ya ha sustituido a El Escorial como proyecto que camina a paso de tortuga, recibe 103 millones; bastante, pero aún insuficiente para acabar a medio plazo con el aislamiento soriano. Y la León-Valladolid, en esta segunda provincia para avanzar hacia la leonesa recibe poco más 600.000 euros para un tramo de 30 kilómetros. Siendo educados, esto es vergonzoso.
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Dos conclusiones políticas de estas cuentas estatales: Una, al presidente del Gobierno le han salido unos presupuestos electoralistas, ¡pero a favor del adversario! Y dos, los socialistas de estas tierras, con el secretario general, que no líder, Luis Tudanca, tienen la misma influencia ante Sánchez que ante el primer ministro italiano, Mario Draghi o el presidente francés, Emmanuelle Macron: es decir, ninguna.
Este cronista ha trasladado a algún dirigente del PSOE ambas conclusiones y ha recibido un machetazo como respuesta: «Vete a ver lo que trajo Rajoy sus dos últimos años de presidente». Mirando esos proyectos presupuestarios estatales de gobiernos populares es cierto que, si se quitan las millonarias inversiones para que la alta velocidad ferroviaria cruzase esta región rumbo al norte de España, las autovías del Duero y de León también recibieron partidas irrisorias. Pero eso no justifica que los socialistas, que venían a cambiar el, a su juicio, mal hacer del PP con estas tierras, se amparen en aquello para justificar lo suyo para 2022. Aunque claro, esta pobreza argumentaria no debe extrañar tal y como está el debate político. Aquí no pasa nada si un procurador de las Cortes se abalanza contra otro en una discusión barriobajera tras una comisión parlamentaria, como hizo esta semana el socialista Pedro González (el fichaje estrella en su día del hoy director de Gabinete de la Moncloa, Óscar López) ante los populares Alberto Castro y Jesús Peregrina, lo que hizo que el viceconsejero de Empleo, el abulense de Ciudadanos David Martín, se interpusiera para que la cosa no llegase a mayores. Para que luego digan que Ciudadanos no ejerce en el espacio entre PP y PSOE.
Pero volvamos a las dos conclusiones que se derivan, a juicio de este cronista, de las cuentas estatales de 2022 para Castilla y León. Pedro Sánchez le acaba de entregar una bandera al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco que es un regalo de Reyes adelantado. Un regalazo político y electoral, pues muestra cuán poco le interesa a Sánchez Castilla y León. Y menos aún, este PSOE regional.
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Pero, ¿Tudanca de verdad pinta tan poco en el concierto nacional de su partido como demuestra el proyecto de Presupuestos del Estado de 2022? Pues a tenor de la ejecutiva federal que acaba de componer Pedro Sánchez, el dirigente burgalés, que repetirá a finales de noviembre al frente del Partido Socialista en Castilla y León, pintar, lo que se dice pintar, no parece. La entrada del delegado del Gobierno, Javier Izquierdo, en el núcleo duro de Sánchez, por poner el cargo más relevante al que accede un dirigente de esta región en ese órgano, no está auspiciada desde luego por Tudanca. De hecho, Izquierdo es delegado del Gobierno contra el criterio de Tudanca. Eso sí, mañana, si no es esta misma tarde, habrá que aguantar a la zamorana Ana Sánchez vociferando a los cuatro vientos que Pedro Sánchez no movió un papel en Valencia sin haber consultado a Tudanca. No obstante, como el Gobierno estatal es de coalición, a todo hay quien gane al burgalés en esa falta de peso. El portavoz nacional de Podemos, el leonés Pablo Fernández, no ha logrado traer para estas tierras ni migajas presupuestarias.
Mientras, el presidente Mañueco no acaba de dar gracias a los dioses políticos por el regalo socialista de unas cuentas estatales que dan la espalda a Castilla y León. Ya dijo el estratega chino Sun-Tzu en 'El arte de la guerra': «Si en medio de las dificultades un general está siempre dispuesto a aprovechar una ventaja, podrá abrirse paso con su ejército por entre los infortunios».
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