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Evaristo Pérez de Castro fue el intelectual, diplomático y político vallisolletano más relevante del primer tercio del XIX. Vivió una honda Transición, redactó la primera Constitución y pactó con Europa. El periódico El Observador le definió como hombre conciliador. Fue muestra del profundo afrancesamiento que ... existía en Valladolid.
Vivió la importante Transición de España en 1800. Desmontó el estado absolutista e hizo nacer el estado de derecho participativo. Tras el antiguo régimen, asimiló la ilustración, el afrancesamiento y el liberalismo de la Pepa.
Conoció el engaño de Napoleón al hacer abdicar a nuestros reyes en Bayona. Padeció las dudas de Fernando VII sobre la guerra de la Independencia y las Cortes de Cádiz. Ocultó sus decretos a la Junta Suprema para la guerra y al Consejo de Castilla para las Cortes y sólo los entregó para apoyar la guerra después de Bailén. Pudo aliarse con José I, pero optó por la independencia española.
Padre de la Constitución de 1812, consiguió que la carta magna fuera ejemplo pionero para Europa y América. Fue diputado en Cádiz por Valladolid y por León, fue secretario de las Cortes y de los vocales redactores de la Constitución de Cádiz, presididos por Muñoz Torrero. En la inauguración proclamó la soberanía nacional y la división de poderes. España venció al ejército francés, pero el afrancesado Pérez de Castro aceptó su modelo de constitución y leyes galas.
Aceptó al monarca constitucional, como hizo Gran Bretaña y Estados Unidos, respetó sus vetos sobre leyes de las Cortes, pero como propios de la Nación y no del monarca. Fue capaz de reformar para defender los derechos humanos. Abolió el tormento. Aunque admitía el rechazo de la esclavitud, no lo incluyó en la constitución. Apoyó la libertad de imprenta de Argüelles. Imitó al ejército de los prusianos, central y obediente al gobierno de la nación. Propuso hospitales militares en monasterios. Honró a Daoiz y Velarde.
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Europeísta anticipado, participó en la creación de la nueva Europa postnapoleónica en embajadas importantes. Godoy lo alzó a diplomático, lo fue en Berlín, Londres, Viena y Lisboa. Estudió a fondo la política francesa y anglosajona. En Berlín se hizo especialista en lenguas europeas. En 1801 negoció la paz de la guerra de las Naranjas con Portugal. Volvió a Lisboa en 1809 para aliar a España con Portugal y Gran Bretaña. Incluso logró tropas lusas en la guerra carlista y firmó un convenio de libre navegación del Duero.
Amó a Europa como ministro y cónsul de las ciudades-estado hanseáticas en Hamburgo. Se casó siendo diplomático en Lisboa. Se exilió en París varias veces. Fue neutral con las revoluciones liberales de Nápoles y Piamonte, seguidoras de la Pepa, para que no se extendieran a toda Italia. También fue diplomático en Gran Bretaña. Pactó por la paz con Estados Unidos entregar la Florida para conservar la Texas española. En 1815 negoció con el Congreso de Viena (enemigo del liberalismo como desorden de la paz) para que admitiera la constitución de Cádiz firmada por el rey. Desde entonces moderó su liberalismo.
En el trienio liberal fue nombrado ministro, consejero y secretario de Estado en el gobierno constitucional (llamado de los presidiarios o de Pérez Castro). Amnistó en 1820 a los afrancesados perseguidos por el rey. Pero al final, al invadir España en 1823 los 100.000 hijos de San Luis de la Santa Alianza, el absolutismo lo desterró a Francia.
Fue prócer del Reino con el Estatuto Real en 1834. Se hizo conciliador con la constitución de 1837 y presidió el consejo de ministros de moderados y progresistas. Convocó dos elecciones y los moderados ganaron la segunda. Fue el escenario final de la primera guerra carlista y del pacto de Vergara. En 1840 dictó la ley municipal centralista que imitaba al modelo francés. Pero los progresistas y la revuelta de Barcelona de 1840 derrocaron a María Cristina y Evaristo dimitió. Con Espartero como regente, emigró de nuevo a Bayona. Finalmente fue senador vitalicio en 1843.
Avanzó en cultura y arte. En 1814 publcó la correspondencia de los escarceos afectivos de Godoy con la reina María Luisa y editó un librito de anécdotas. Su estética se abrió a la sensibilidad nueva de Moratín y Goya. Protegió a éste, que le retrató como un joven con dibujos en la mano (Louvre). Culto y de porte distinguido, cultivó las artes de dibujo y pintura. En 1800 fue académico de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Acabó nombrado Caballero Gran Cruz en España, en dos Órdenes de Portugal y en otra de Bélgica.
Atento al Semanario Patriótico de Quintana, se carteó con el inglés Lord Holland, valedor de liberales españoles. Con él se confesó alegre de su país libre, feliz por la Constitución liberal, incapaz de trocar por un emperador y vanidoso de ser español.
Nació en Valladolid en 1769 y murió en Madrid en 1849. Descendía de gallegos, complutenses y vallisoletanos. Se formó en el Real Seminario de Nobles de San Isidro y en la Universidad de Alcalá de Henares. Se casó con la hija de Brito, cargo de la corte portuguesa. Su hijo Evaristo emparentó con diputados gallegos y el conde de Bugallal, Pedro y Mariano fueron escritores, diplomáticos, diputados, presidentes de Diputación y militares en el Colegio artillero de Segovia. El Ayuntamiento de Valladolid honró su memoria en 1912 con el escudo de la ciudad en una lápida marmórea colocada en el oratorio de San Felipe Neri, lugar donde se proclamó La Pepa. Fue un vallisoletano ejemplo de serenos pactos políticos, de vocación europea, de afrancesamiento y de padre de la primera constitución española.
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