Presentamos la experiencia republicana de José Muro para enmarcar históricamente el debate sobre rey o república. Son los relatos históricos, discursos políticos, informaciones periodísticas y experiencias personales los que valoran o desprecian uno u otro modelo al sobreponer miedos y riesgos sobre utopías y valores.
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Un vaivén de rey o república tensó siempre la historia contemporánea. Los franceses nos empotraron un Bonaparte que perdió la guerra. Cádiz implantó un rey felón anti-constitucional. Los liberales vencieron al rey carlista por ser rémora feudal. Isabel II no comprendió el Estado liberal y fue expulsada como estorbo medieval. Los demócratas votaron en 1871 el reinado de Amadeo I. La asamblea popular abolió en 1873 el reino e implantó la república federal. Cánovas restauró la dinástica a base de turnismo y caciquismo hasta que la dictadura militar la vaciara en 1923. Las elecciones municipales de 1931 recuperaron la República, pero un golpe militar la aplastó con la guerra. Franco volvió a subordinar la corona hasta morir. El consenso de la Transición y la Constitución de 1978 reconcilió a los españoles con la monarquía parlamentaria. Corrupción, nacionalismo y populismo la devaluaron. Tras la crisis y abdicación, Felipe VI ejerce su papel constitucional.
Valladolid apoyó la revolución septembrina de 1868 cantando la sangre comunera como garantía de su libertad. Redactó en 1869 el Pacto Federal Castellano, creó el Estado de Castilla la Vieja e hizo federal el ayuntamiento y la milicia. Federó la nación con la cadena de juntas municipal, judicial, provincial, cantonal, estatal, federal y suprema. Recibió a líderes como Castelar y José Mª Orense en el Templo de la Libertad. Para enseñarlo publicó varios periódicos republicanos.
Pero en 1869 ganaron los monárquicos y ondeó su enseña en el ayuntamiento. Cayeron en Castilla los federales, los voluntarios de la libertad y los republicanos en diputaciones y ayuntamientos. El pueblo se empobreció y la clase obrera se movilizó por el paro. La burguesía tildó de peligrosa la revolución. Propietarios agrarios rechazaron el arancel de 1869. La disidencia de la Iglesia fue muy beligerante. Y Figuerola reemplazó las tasas de consumos y agravó la indigencia municipal.
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En 1873 la República fue humanitaria, difundió valores importantes de soberanía popular, sufragio universal, política social, descentralización, prensa y cultura obrera. En julio los comunalistas usaron el municipio como escuela del hombre social. Pero fueron minorías, porque el pueblo apenas se politizó. La República cayó cuando el caballo blanco de Pavía cerró su asamblea.
Fue en este marco donde José Muro divulgó la república federal y consiguió gran apoyo social. Cambió su educación al castigarle un profesor carlista por escribir ¡Viva la república! Su padre lo envió a Pau y París donde aprendió república y francés. Volvió a estudiar derecho en Valladolid y letras en Madrid, con maestros krausistas (Sanz del Río, Fernando Castro, Castelar, Salmerón). Se doctoró criticando la historia de El Cid. Enseñó en la Universidad y fue catedrático de historia en el Instituto vallisoletano y en el Cisneros de Madrid.
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Fue masón como Álvarez Taladriz y Picavea. Con éste escribió sobre historia universal. Difundió la pedagogía de la ILE y creó el Instituto Libre en Valladolid. Fue de la Sociedad Filantrópico-Artística y presidió la Academia de la Purísima Concepción. Incitó a sus republicanos a ser castellanistas. Escribió en los periódicos republicanos La Revolución de Septiembre, El Federal de Castilla y fundó La Libertad (1881-99), portavoz del partido, en él escribió 42 artículos. Ya había dirigido La Crónica Mercantil. En un exconvento mostense levantó el Templo de la Libertad, para debates, recepciones, manifestaciones y campañas republicanas.
Como abogado juzgó a los harineros responsables de la crisis del Banco de Valladolid. Fue decano del Colegio de Abogados. Con Claudio Moyano y Gamazo fundó la Liga Agraria en 1888, para que los propietarios castellanos defendieran el proteccionismo. Incluso con Alba creó la Electra Popular Castellana.
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Desde septiembre de 1868 fue famoso y llegó a concejal y síndico republicano federal. Con sus discursos en el teatro Calderón y Lope de Vega justificó la expulsión de Isabel II. Ganó doce elecciones, las primeras fueron los comicios de Amadeo I y la Asamblea nacional de 1873. Y fue diputado republicano otras diez más, votado por quienes no lo eran.
Criticó el caciquismo y defendió la educación laica, autonomía municipal y regional y la participación obrera. Con Azcárate luchó por el sufragio universal en 1890, con Ruiz Zorrilla fue republicano progresista. Constantemente insistió en valorar la moralidad, libertad, educación y progreso de la república y eliminó los miedos de que trajera caos, muerte ni incendios.
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Fue un político valiente. Se opuso al gobierno provisional, evitó que el Duque de la Victoria fuera rey por carecer de sangre real y criticó los controles de Salmerón. Incitó a profesores y rectores a liberar la educación. Como ministro de Estado, rompió con el Papa Pío IX por condenar la república.
Cuando murió desfilaron diez mil personas por el consistorio y una impresionante comitiva llegó al Panteón de Vallisoletanos Ilustres.
La historia enseña lo inútil que es quemar hoy coronas y amenazar con carmesíes republicanos. Muro abonó los valores del modelo republicano y negó sus riesgos. Cada ciudadano debe valorar y votar su modelo. Ningún cruce entre corona y república ha de acabar con caballos blancos de Pavía o guerras civiles.
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