Paternidad y coronavirus

Para los padres -incluyan madres, por supuesto, la inclusividad se da por descontada en estas líneas- esta plaga desbocada es una oportunidad excepcional en la misma medida en que es un reto colosal.

A un tiempo, tenemos la obligación de explicar a nuestras hijas -lean hijos, si es su caso- en qué consiste la pandemia, por qué supone un riesgo, qué medidas se están tomando. Por qué se tienen que quedar en casa. Ejercer, en suma, de padres cuidadores.

Por otro lado, debemos apelar a su responsabilidad individual, por pequeñajas que sean o nos parezcan nuestras hijas, que quizá lo sean ya menos de lo que desearíamos. Reunirnos en torno a la mesa y planificar la limpieza de la casa, para que participen, porque esto va para largo y hay que estar cómodos. Que vean al presidente en la tele, para que tomen conciencia de la necesidad de estar informados. Que sepan que la única forma de evitar los bulos es no compartiéndolos, y animándolas a que los desmientan en ese grupito de Whatsapp del cole al que ha entrado la última estupidez creada por un irresponsable.

Es un desafío histórico. Por si no teníamos bastante con la montaña rusa habitual. Suerte.