Imagen del turista que se subió hace unos días al Acueducto para realizar fotografías.

Algo pasa con Segovia

La Canaleja ·

El infortunio de un perro electrocutado en una farola y el paseo de un turista por encima del Acueducto me han devuelto el fervor por la Segovia disparatada

Jaime Rojas

Valladolid

Sábado, 13 de noviembre 2021, 08:28

Da gusto saber de Segovia, que continúa tan llena de curiosidades, de episodios y sucedidos, que me hacen perseverar en la idea de que algo pasa con esta ciudad que se escapa de lo normal para una aburrida capital de provincia, desangrada de población ... y de ánimo desde hace decenios. Esta vez el infortunio de un perro electrocutado en una farola y el paseo de un turista por encima del Acueducto me han devuelto el fervor por la Segovia disparatada.

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Hace no tanto ambos sucesos no hubieran sido tal, que entonces los perros no se ataban con longanizas ni su muerte provocaba reacción ciudadana alguna, que era una convención social que llevaran una vida perra y que al morir se acabara la rabia. Pero ahora los niños y no tan niños cuando ven una película sufren más con el destino fatal de un animal que con el de una persona, escena que sucede rara vez, porque los guionistas saben que es políticamente incorrecto y que los padres nunca llevarían a sus hijos a ver cómo muere el perro y se salva el dueño.

Tampoco en otro tiempo que alguien subiera al canal que discurre en lo alto del monumento romano era un caso reprochable y menos sancionable, que hace unos días he visto una fotografía de los años 50 con personas subidas allí para ver una carrera ciclista. Ahora te pueden multar solo por el hecho de tocar las piedras del segoviano casi bimilenario. Al turista, extranjero para más señas y que se paseó por encima mientras tomaba fotografías, le debió llevar hasta allí alguna aplicación de móvil en la que no se indicaba la prohibición y menos el castigo; enterado, abonó 120 euros de multa, mientras pensaba en su mundo guiri que es barato para la gozada que me he pegado y que la próxima vez traeré el perro, que parece más seguro aquí arriba que por la calle.

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