Paradojas del clima político
La carta del director ·
Uno de los elementos que más puede condicionar los resultados del 10 de noviembre va a ser el conflicto y las escenas de violencia y salvajismo vividas las últimas semanas en CataluñaSecciones
Servicios
Destacamos
La carta del director ·
Uno de los elementos que más puede condicionar los resultados del 10 de noviembre va a ser el conflicto y las escenas de violencia y salvajismo vividas las últimas semanas en CataluñaA dos semanas de las elecciones generales, y con ánimo de aportar alguna luz respecto de lo que pueda pasar o no el 10-N cuando se abran las urnas, conviene recordar que en el debate político existen básicamente dos tipos de triunfos: los triunfos ... coyunturales y los estructurales. Los primeros tienen que ver con episodios concretos: un debate electoral, el problema de las pensiones, la fiscalidad, la educación, la sanidad, una crisis, un pleno parlamentario, la exhumación de los restos mortales de un dictador, etcétera. La opinión pública toma parte por alguna de las opciones que representen los partidos o políticos. O no toma parte. Los segundos triunfos son, sin embargo, los verdaderamente importantes. Porque el ganador decide a qué se juega, con qué reglas, y con ello condiciona el contexto general en el que se producen todos los demás debates. Digamos que, en política, más importante que ganar una partida de cartas es determinar si esta se juega al mus, la brisca o el tute. A lo segundo también se le llama elegir el 'marco' y es más importante incluso que imponer 'un relato', expresión ahora hiperinflacionada en los discursos de analistas y tertulianos. El marco es menos perceptible y se asienta sobre conceptos más subliminales e instintivos. Una crisis económica es marco en estado puro. La psicología ofrece buenos ejemplos que explican cómo funciona este 'clima' político.
En el libro 'El poder político en escena', de Luis Arroyo, se recogen algunos que demuestran cómo el miedo y las amenazas externas nos hacen, independientemente de nuestra ideología, más patriotas. En él cuenta el autor –asesor de comunicación política, empresarial e institucional– los resultados de un estudio hecho en Alemania en 2005 para conocer por qué los ciudadanos de aquel país se resistían a la introducción del euro más que los de otras naciones europeas. Sin entrar en mayores detalles, baste decir que el trabajo basó sus conclusiones en el distinto signo de las respuestas que ofrecieron, a las mismas preguntas, dos grupos de encuestados: unos fueron abordados en un centro comercial y otros, frente a un cementerio. Los que contestaron junto al camposanto se mostraron más patriotas, según los científicos, por la simple conciencia de la muerte.
De ello –y del fruto de otros muchos trabajos– se sabe que un 'marco' político general caracterizado por el peligro, la inseguridad o la incertidumbre nos hace a todos invariablemente más conservadores. Da igual nuestro ideario. Las fuerzas de centro derecha, liberales y de derecha encuentran así su entorno más favorable.
Uno de los elementos que más puede condicionar los resultados del 10-N va a ser el conflicto y las escenas de violencia y salvajismo vividas las últimas semanas –o que queden por vivirse en próximas fechas– en Cataluña. Los disturbios en las calles de Barcelona, los policías acosados, las calles destrozadas, los contenedores incendiados, la aparente impunidad con que se cortaron autovías o se han desenvuelto los dirigentes independentistas... Todo construye una temática emocional favorable a las expectativas del PP, Vox y Ciudadanos. Al menos, fuera de Cataluña. Y al mismo tiempo reduce las posibilidades de conciliación del PSOE y Podemos, una vez ha quedado descontado que Errejón no cosechará resultados significativos. En ese sentido, Iglesias y Montero inciden cada vez que pueden, por encima de cualquier otra valoración, en criticar la violencia con que se han desempeñado las fuerzas del orden o en la necesidad de abrir vías de diálogo con el secesionismo. Ambas son líneas argumentales que chocan frontalmente con la moderación a la que obliga el «estado social y de derecho» que representa Pedro Sánchez.
Sea como fuere, a día de hoy el principal motivo por el cual el presidente en funciones dejó morir los plazos para repetir elecciones –obtener un reparto de escaños más nítido y claro de la voluntad popular– no parece que vaya a obtener una respuesta acorde. Muy al contrario, el PSOE debe contemplar la posibilidad de que la ciudadanía le dé un tirón de orejas, menos votos y menos escaños, lo que representaría un fracaso sin paliativos. En tal caso, podría darse la circunstancia de que Pablo Casado acudiera a consultas con el Rey arropado por el respaldo tácito de un mayor número de escaños –los propios, los de Ciudadanos, los de Vox, los de Navarra Suma...– que el partido socialista, cada día más separado y enfrentado no ya a los nacionalistas que le llevaron a Moncloa, sino a Unidas Podemos, formación que siempre tendrá en su mano la llave de cualquier gobierno de izquierdas. En ese supuesto –para nada imposible– el reclamo de un abstención de desbloqueo volvería a presionar al PSOE. Y quienes escribieron en fechas recientes aquel manifiesto titulado 'Un camino difícil y honorable', con el que pedían la abstención al PP, verían cómo la realidad se vuelve hacia ellos con la maliciosa sonrisa de una paradoja a contrapelo. Así está el panorama, señoras y señores. O sea, el 'marco'. O sea, el clima.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.