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La peor vacuna es la que no se pone, insisten los que saben. El recorrido hasta llegar a nuestro brazo ha sido exigente y escrupuloso. Las muestras poblaciones sobre las que se han realizado ensayos ofrecen garantías suficientes como para afirmar que las vacunas salvan ... vidas, sin embargo, todavía hay quien no se entera o no se quiere enterar.
No hablo ya del necio negacionismo, me refiero a quienes diseñan la estrategia de vacunación en España cuyas decisiones están contribuyendo a expandir más miedo e incertidumbre entre la población que el propio virus. Sanidad es partidaria de combinar AstraZeneca con Pfizer porque el estudio realizado sobre un puñadito de sujetos ha arrojado efectos leves y una respuesta inmune fuerte. Una investigación sesgada de partida y que hace desconfiar de su objetividad.
No se puede ignorar la guerra abierta contra el laboratorio de Oxford ni el anuncio de que España recibirá en junio 13 millones del suero de Pfizer. No había nada que demostrar. Esta pantomima política ha puesto en el disparadero a los inmunólogos que rechazan cócteles por la ausencia de una base científica.
Es seguro recibir el segundo pinchazo con Astra ya que se ha demostrado que los riesgos se reducen aún más, un 10%, y los temidos trombos apenas han aparecido al completar la pauta. Así que, otra vez más se yerra en el tiro, el enemigo es otro.
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