Estos días de confinamiento forzoso he visto la serie televisiva 'Manhunt: Unabomber', que recrea el caso del profesor universitario que mantuvo en jaque durante casi dos décadas al FBI enviando cartas bombas a personas aparentemente sin ninguna vinculación entre sí ni motivo confeso. Aún recuerdo ... la tremenda expectación que suscitaron aquellos sucesos no solo en Estados Unidos, donde se convirtió en el 'enemigo número uno', sino a nivel mundial. Sus artefactos explosivos mataron a tres personas e hirieron a otras veintitrés. La serie mantiene el interés del espectador porque además de trazar una aproximación psicológica al perfil del protagonista, Ted Kaczynski, retrata también el empeño del policía que resultó clave para detenerlo, valiéndose de un recurso investigador hasta entonces casi inédito: el análisis de textos sobre bases sociolingüísticas y de psicología social.

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Pero al margen de la trama policíaca y del desvarío terrorista, a mí lo que de verdad me resulta inquietante es el planteamiento 'antisistema' de quien se muestra radicalmente en contra de los avances tecnológicos y del modelo de sociedad surgido a partir de la revolución industrial. Lo llamativo de este caso (Kaczynski tiene en la actualidad 77 años) es que antes de decidir encerrarse en una cabaña sin luz ni agua en mitad de un bosque de Montana, se había graduado en la prestigiosa Universidad de Harvard, doctorado en Matemáticas por la Universidad de Michigan y a los 25 años era ya profesor ayudante en la Universidad de California en Berkeley.

En el fondo, Kaczynski defiende y sueña con otro mundo. Un mundo más pegado a la naturaleza, autosuficiente, aunque eso signifique sabotear los adelantos tecnológicos y ofrecer resistencia pasiva al consumismo. No extraña, por tanto, que el propio Kaczynski se considere seguidor de los postulados y del modelo de vida que Henry David Thoreau recoge en un libro ya clásico: 'Walden', publicado en 1854, precisamente tras pasar dos años en una cabaña que construyó junto a ese lago, en mitad del bosque. Ambos personajes –haciendo salvedad, claro es, de la deriva 'terrorista'– abogan por la vida austera en la naturaleza y propugnan una ruptura radical, efectiva, con las sociedades 'consumistas' de sus respectivas épocas.

¿Ocurrirá esa ruptura en nuestra sociedad cuando hayamos dejado atrás el fenómeno Covid-19? ¿Nos abocará la pandemia más grave que ha sufrido la humanidad en las últimas décadas a cambios estructurales o tan solo a retoques epidérmicos? ¿Cuánto tiempo durará en el ánimo colectivo el grito ¡Nunca más!? Si pienso en esa España que representan, por ejemplo, el personal sanitario y quienes cumplen, sin escaqueos, con la obligación de quedarse en casa para vencer al virus, seguro que habrá cambios esenciales, aunque el 'Walden' de Thoreau apenas simbolice un punto en el horizonte. De otro modo, en el horizonte hallaremos la misma tramoya que se receta en 'El Gatopardo' de Lampedusa: «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie».

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