Mi querido Alejandro Sarmiento, director gerente del Museo de la Evolución Humana, una de las joyas de la corona de la cultura española, publicó el domingo pasado en 'Diario de Burgos' un artículo con el que levantó la liebre de un colectivo verdaderamente esperanzador: 'Jóvenes ... de Castilla y León', explícitamente apellidado 'Hijas e hijos de la España Vaciada', que ha propuesto cuarenta y ocho medidas para atajar el drama de la despoblación y dar la vuelta al futuro de angustia que en las grandes ciudades aguarda a las nuevas generaciones, condenadas si no se rebelan a sobrevivir hacinadas y con trabajos precarios, así convertida en quimérica cualquier aspiración laboral digna.
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Su realidad laboral, ¿y qué realidad es esa? Usando las palabras debidas y en el román paladino de siempre, o sea, sin retóricas ni engañifas, se impone reconocer que una de las realidades de los jóvenes es el paro, drama especialmente acentuado en el sector femenino desde que existe un ministerio de la Igualdad que en lugar de afrontar los problemas graves se dedica a las ocurrencias. Qué desolación producen las estadísticas: España es el país europeo en el que más ha crecido en 2020 el paro entre las mujeres, duplicando la media de la Comunidad Europea, y en el que más vertiginosamente avanza el desmoronamiento del mundo rural.
De ahí el valor de la propuesta, completa y bien articulada, que quienes con valentía se reconocen 'Hijas e hijos de la España vaciada' han planteado a la Junta de Castilla y León. Hay que escucharlos.
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