Un país raro
Dados rodando ·
«Los particularismos, los intereses regionales y el «¿qué hay de lo mío?» se imponen cada vez más en un ambiente político donde cada cual va a lo suyo»Secciones
Servicios
Destacamos
Dados rodando ·
«Los particularismos, los intereses regionales y el «¿qué hay de lo mío?» se imponen cada vez más en un ambiente político donde cada cual va a lo suyo»Hablaba José Alfredo Jiménez de 'Un mundo raro', y lo dejó plasmado en un bolero inolvidable. Hoy, cabría referirse a 'un país raro', un lugar donde algunos parecen negar sus raíces y su historia por mor de un progresismo mal entendido. Confiesen que alguna vez ... han sentido envidia al comprobar el grado de respeto que muestran ciudadanos europeos, norteamericanos o de América Latina, ante la interpretación de su himno nacional o el izado de la bandera de su nación. A consecuencia de un complejo atávico, que nada tiene que ver con la ideología, hay personas que se creen más progresistas por evitar pronunciar la palabra España, o por afirmar que la bandera es «solo un trapo». La calidad textil de las enseñas nacionales resulta evidente, pero en esa tela se simboliza la historia compartida de centenares de años que incluyen los anhelos y los logros de las generaciones que nos precedieron. Por respeto a ese pasado colectivo y a la lucha y trabajo de tantos millones de compatriotas, los símbolos nacionales merecen ser protegidos, cuidados y, por supuesto, respetados.
Junto a la bandera de España (que nada tiene que ver con el franquismo, como piensan muchos desavisados), este país tiene la suerte de contar con otras 17 enseñas que simbolizan a todas las comunidades autónomas, y que deben recibir el tratamiento y la dignidad adecuadas.Lo que no resulta de recibo, porque no es explicable, es prender fuego a la bandera constitucional, y, por tanto, votada por los ciudadanos, en manifestaciones de toda laya, o pitar el himno nacional cuando se interpreta, por ejemplo, en una final futbolística de la Copa del Rey. Eso es tanto como escupir sobre la memoria colectiva que nos ha traído hasta aquí.
Lo mismo ocurre con las lenguas. Debe de ser una suerte hablar gallego, catalán o euskera, y poder bucear en sus culturas leyendo libros en el idioma en el que fueron escritos. Pero tener el derecho indiscutible de usar esas lenguas no es incompatible, en absoluto, con utilizar un idioma común que hablan más de 560 millones de personas en todo el mundo. Exigir el catalán, en su modalidad mallorquina, para acceder a una plaza de médico en Baleares y que esa circunstancia puntúe más que otros conocimientos clínicos es algo tan incomprensible como el hecho de que el Gobierno de Vitoria apruebe un decreto que amplía la inmersión lingüística y posibilita que los ayuntamientos vascos y sociedades de ámbito público, puedan atender a los ciudadanos únicamente en euskera, negándose a hacerlo en castellano si así lo deciden sus responsables.
Los particularismos, los intereses regionales y el «¿qué hay de lo mío?» se imponen cada vez más en un ambiente político donde cada cual va a lo suyo, sin reparar en el interés común del país. Teruel Existe es una formación que ha seguido la estela del Partido Regionalista de Cantabria, Foro Asturias, Coalición Canaria o el PNV, y que pretende, obviamente, lo mejor para su ciudad. Con 14.500 votos en Segovia se puede obtener un diputado en el Congreso, por lo que nuestros paisanos de la ciudad del Acueducto tienen el mismo derecho que otros a formar su propio partido para obtener ventajas en infraestructuras e inversiones aseguradas por la importancia que ahora cobra cada apoyo en las Cortes, en un escenario de política fragmentada y plurinacional. Nos dirigimos a una multiplicación de los intereses particulares frente al verdadero interés general de España. Es el signo de los tiempos, lo cual no quiere decir que sea bueno. Más bien al contrario.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.