Padrino

En 'El Padrino', trilogía que suelo ver como poco una vez año, hay varios diálogos que me vienen como anillo al dedo para el presente comentario. El primero es de don Vito Corleone diciéndole al representante de otra familia mafiosa: «Créame: no me interesa cómo ... se gana la vida cada uno, pero el juego es un vicio inocente y las drogas un negocio sucio». Traducido al tema de hoy podría quedar tal que así: «Los piojos son una memez y el coronavirus un asunto de mucho preocupar». A ver, tener cáncanos no es plato de buen gusto pero los afectados rara vez acaban en la UCI, porque en ese caso servidor la habría ocupado una docena de veces. Cuando los 'visitantes' tomaban al asalto la cabeza obligaban a rascar hasta levantarse el cuero cabelludo, pero el lavado con agua y sosa cáustica hacía milagros, aunque quienes lo sufrimos estemos un poco más calvos de lo que corresponde a nuestra edad.

La pandemia grave es tan preocupante que cualquier adulto se acojona si el chaval tose y tiene fiebre a la vez, pero casi nadie lo hace si al llegar a casa ve cómo saltan las liendres de una oreja a otra, del flequillo al pestorejo. Para casos así, adaptaré otra frase de la misma película dedicada esta vez a las liendres volanderas: «Piojo asqueroso: te voy a hacer una oferta que no podrás rechazar: filvit champú o rociar con vinagre la cabeza del muchacho hasta que te ahogues. Tú mismo, salao…».

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