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El pactómetro

El pactómetro

«Si apasionante, frenética y tensa ha sido la jornada dominical, cuya digestión será complicada en más de una plaza, no lo serán menos las próximas jornadas»

J. Calvo

León

Lunes, 27 de mayo 2019, 07:14

El terremoto electoral del 26-M mantendrá réplicas de diferente grado a lo largo de los próximos días, semanas en realidad. Es lo que la propia clase política define como 'resaca' y que ahora se ha convertido en un equidistante elemento de combinación que da como resultado un 'aparato' de divertido nombre: el pactómetro.

Siempre ha existido, es evidente, pero ahora se presenta renovado y con un aire más modernista: digital, adaptado a los últimos movimientos del mercado electoral y abierto a todo tipo de combinaciones a la derecha y la izquierda, siempre pasando por un centro menos equidistante que nunca.

Cada partido lo ha desempolvado hace tiempo, pero en las próximas horas comenzarán a sacar brillo a un pactómetro que será determinante en todos los gobiernos, desde el autonómico, hasta el provincial y el local.

El pactómetro va asociado a un manual no tan riguroso que contempla todo tipo de acuerdos, pero que mantiene algunos principios más o menos coherentes: el Partido Popular solo pacta con las fuerzas que se asoman a la derecha, el PSOE tira la red al lazo de las fuerzas de izquierdas y Ciudadanos pacta con todos. A mayores está el caso de la UPL, de largo el partido más transversal (hay frases lapidarias en este sentido, como la del líder agrario Matías Llorente: «No somos de derechas, ni de izquierdas, somos de León») y cuyos principios (los de ahora, no los de antes) le llevan a evitar todo tipo de pactos.

El pactómetro, además, será el elemento que determine el camino hacia la presidencia de la propia Junta (nunca antes se había visto necesidad de algo así en Castilla y León, comunidad-despensa del voto popular), los ayuntamientos más importantes y los municipios más representativos.

En esas ecuaciones que resuelve este singular elemento de cuatro sílabas, abren un frente añadido: las mayorías no importan. Lo advirtió durante la campaña, sin una referencia directa, el entonces candidato del PP en León capital. Entonces, Antonio Silván aseguró que «las reglas son comunes y para todos», respondiendo sin hacerlo a José Antonio Díez (PSOE), quien le instaba a dejar vía libre a la lista más votada con la certeza de que a tenor de las encuestas sería la suya la más favorecida en este 26-M.

Todo vale hoy para llegar a la Alcaldía, o a la Presidencia de la Junta. Todo es todo, también que las alcaldías de las provincias estén sobre la mesa a la hora de encajar propuestas en las Cortes de Castilla y León.

Si apasionante, frenética y tensa ha sido la jornada dominical, cuya digestión será complicada en más de una plaza, no lo serán menos las próximas jornadas. El pactómetro echará humo, eso es seguro.

Queda por conocer, más allá de los números, la capacidad de los líderes de las diferentes formaciones para llevar a su terreno el resultado electoral. El cambio de tendencia es notable, se apreciaba desde la cita nacional, pero el 'encaje de bolillos' tiene aquí y ahora connotaciones muy específicas.

Ya en la antesala dominical el 'caso leonés' era una vertiente para analizar. A un lado, un PSOE dispuesto a gobernar sin pactos, siguiendo la estela de Pedro Sánchez cuando tomó las riendas del Ejecutivo.

Silván, por el contrario, prefiere los matrimonios a largo plazo. Cuatro años atrás le dejó el anillo sobre la mesa a Ciudadanos, pero su cabeza de lista nunca llegó a creerse que pudiera ser más que una 'novia interesada'. «El matrimonio nunca iba a funcionar», comentó por entonces.

Hoy todos parten de cero. Habrá quien saque brillo al anillo a la espera de pareja y quien crea que ser 'single' no es malo ni en política.

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