
La partida aún no la hemos ganado, puede que la disputemos con algo más de alivio, pero no caigamos en triunfalismos o falsas seguridades. ... Perder en el último minuto sería imperdonable. La incidencia acumulada ha subido en algunos puntos de la provincia donde Sanidad observa con preocupación el aumento de los casos por si estos pudieran acabar en el sistema sanitario que, por el momento, continúa amortiguando el impacto.
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Las vacunas han abierto una gran puerta a la esperanza ante la que debemos ser cautos. Los afortunados ya disponen de pequeños maestros enseñando a su cuerpo a defenderse del patógeno enemigo, y a los que seguimos a la espera del ansiado llamamiento, paciencia, aunque he de admitir que por mis venas ya discurre una gran dosis de ilusión por ver el final un poco más cerca. No me llaméis ilusa por que me agarre al frío porcentaje, pero el suero contra el coronavirus ha conseguido reducir en un 90 por ciento las hospitalizaciones y en un 85 por ciento las muertes.
Llevamos un año de contención cuyo dique se esfumó del sábado al domingo. Sin límites a la movilidad y al contacto, ahora somos más responsables de las estadísticas diarias. No hay que olvidar que el virus ha demostrado una gran capacidad para transformarse y desafiar, incluso, a los avances científicos. Así que paciencia, que es la madre de la ciencia.
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