Medidas de seguridad en IFEMA durante la cumbre de la OTAN. Efe

OTAN sí, bases también

Dados rodando ·

«Hoy, la opinión pública española ya es abrumadoramente mayoritaria a nuestra pertenencia a la organización, sin ambages. Apenas 2.000 personas se manifestaron discretamente en contra de la celebración de la cumbre»

Antonio San José

Valladolid

Martes, 5 de julio 2022, 00:30

Fue todo muy efectista. El centro de prensa estaba a medio camino entre una asamblea de Naciones Unidas y un abigarrado enjambre de cámaras y micrófonos. Una instalación en IFEMA que quedará en la memoria de los centenares de informadores extranjeros asistentes por el descubrimiento ... de la ensaladilla rusa en el menú de la cafetería, un plato que desconocían y que les encantó a todos. Mientras, la ciudad se convirtió en un fortín amurallado donde la banda sonora eran los helicópteros y las incesantes sirenas policiales de las cuarenta delegaciones que asistieron a la cumbre de la OTAN. Madrid ha sido una ciudada cerrada y bloqueada a cal y canto. Cada vez que POTUS (President of the United States) se movía por sus calles, el trafico se cortaba muchos minutos antes para que su coche de nueve toneladas apodado 'La Bestia', circulara sin detenerse en ningún momento quemando 65 litros de gasolina cada 100 kilómetros.

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Al final, el venerable Joe Biden consiguió lo que quería y Pedro Sánchez también. El primero logró, sin ningún tipo de obstáculo, aumentar a seis los buques destructores en la base naval de Rota que actúan como escudo antimisiles. Estos barcos estarán en Cádiz «cuanto antes», y con ellos aumentará en 600 efectivos la dotación de militares en la base. Sánchez también quedó contento porque escuchó alabar su «liderazgo» en boca de Biden y puede vender el acuerdo para cooperar en el norte de África. Y la NATO, en su conjunto, se marchó igualmente satisfecha por haber logrado conjurar el veto de Turquía a la ampliación de la Alianza a Suecia y Finlandia. Así pues, todo un éxito.

Esta cumbre para la paz en tiempos de guerra, ha conseguido fortalecer la unidad defensiva del continente con Estados Unidos y Canadá, y romper la tradicional posición de países no alineados de los dos que ahora se incorporan al club. Y lo harán, seguro, para disgusto de Ione Belarra y los suyos, que abogaban por la estrategia de la neutralidad como mejor forma de fomentar el pacifismo. Los de Podemos se han quedado anclados en un debate de hace cuarenta años, cuando en las calles de toda España se producían manifestaciones en las que se gritaba «OTAN no, bases fuera». Esta proclama la hacía suya, en aquellos tiempos, un joven Javier Solana que, con barba frondosa y bufanda roja, se desgañitaba en aquellas concentraciones. Luego, andando el tiempo, se convertiría en un magnífico secretario general de la Alianza Atlántica con el apoyo expreso de los Estados Unidos de América. Si esto no es un ejemplo de 'realpolitik', que venga Dios y lo vea.

Al final, la OTAN sale fortalecida de esta cumbre de Madrid con un impulso a la colaboración transatlántica y al aumento de capacidades militares tras la amenaza de Rusia. España, después de los estólidos desplantes de Zapatero en su etapa en la Moncloa, refuerza su alianza con Estados Unidos y firma su primera declaración conjunta desde 2001, aquel tiempo en el que Aznar ponía sus zapatos sobre la mesa de una Casa Blanca en la que reinaba George Bush. Hoy, la opinión pública española ya es abrumadoramente mayoritaria a nuestra pertenencia a la organización, sin ambages. Apenas 2.000 personas se manifestaron discretamente en contra de la celebración de la cumbre. Dos millares de ciudadanos que ven estupefactos como un Gobierno socialista, ecologista, feminista y pacifista; duplica su contribución económica a la Alianza y se ha dejado la piel para que haya más OTAN y más bases en España que nunca. Vivir para asombrarse, tal cual.

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