Desde que Reagan dijo aquello de que la política era la segunda profesión más antigua del mundo, y que cada día se parecía más a la primera, nunca un actor había subido hasta cimas tan altas, hasta que llegó Zelenski. La limpia ejemplar del primer ... mandatario ucraniano, bajo la atenta vigilancia de los aliados, ha tocado hueso en el gobierno, y se ha llevado por delante, entre otros, al viceministro de Defensa y al fiscal general adjunto, que ya había dado motivos de censura por sus vacaciones en España, en pleno conflicto bélico. Más allá de los Leopard o los cazas F-16, que ahora piden los ucranianos a sus socios occidentales, son ya miles de millones de euros, en dinero contante, los que ha recibido Zelenski en este año de guerra. Y no eran pocos los que habían denunciado que en Ucrania, además del estraperlo, la guerra había servido para generar nuevas corrupciones dentro de la corrupción. Se nos olvida que, antes de que llegaran las destartaladas tropas de Putin, Ucrania ya encabezaba varias listas mundiales en este campo.
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Claro es que algunos de sus socios están estos días como para dar lecciones de honestidad política. Oficinas, armarios y garajes se quedan cortos para acoger los miles de documentos secretos que se llevó Donald Trump al salir de la Casa Blanca, escondidos entre las cajas de la mudanza. Una escala y un método diferentes de los que corresponden al actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, que también sustrajo, según parece, unos cuantos papeles del común cuando era vicepresidente de Obama. Ahora el fiscal general Garland nos tendrá que decir (o no) si se los llevaba para trabajar haciendo horas extras en casa o para que no cayeran en manos del búfalo mayor de Occidente.
No sabemos si estas corruptelas, u otras parecidas, han sido definitivas a la hora de que Pompeyo, el jubilado de Miranda de Ebro, emprendiera su cruzada personal en favor del viejo bloque soviético, enviando sobres con material pirotécnico a tirios y a troyanos entre los aliados locales. Hay quien dice que sí, a juzgar por el lugar preminente que ocupaban en su casa las imágenes votivas de Lenin y Pasionaria. Algo aportará él mismo al respecto (o no) durante el juicio. Tampoco sabemos, aunque sus compañeros okupas de Algeciras dicen que sí, si es verdad que el diablo se le aparecía a Yasine Kanjaa ante el silencio de Dios, cuando dejó las drogas por las oraciones después de su auto adoctrinamiento exprés por internet. Cuchillos de locura y de terror también diferentes en escala, pero ni mucho menos en dolor, a los que ha utilizado el doble asesino de Valladolid. Signos de interrogación sobre el estado de degradación de la sociedad en la que vivimos.
Paren el mundo que me bajo, decían Mafalda y Groucho Marx. Ahora resulta que es verdad. No que nos podamos bajar del mundo, sino que el planeta se ha parado. O al menos que su núcleo interno ha dejado de girar. Y que incluso lo ha empezado a hacer en el sentido contrario al de la corteza. Es lo que dicen los profesores Yi Yang y Xiadong Song, de la Universidad de Pekín. Eso explicaría algunas cosas, y no solo que el otro eje del mundo, el del dinero, se haya desplazado ostensiblemente desde hace ya un tiempo hacia Oriente. No lo notaremos en miles de años, pero los días empezarán a ser un poco más cortos. Y las incógnitas, un poco más grandes. O a lo mejor, siendo optimistas, será lo que decía Richard Bach en 'Juan Salvador Gaviota', que «lo que la oruga interpreta como el fin del mundo es lo que el maestro denomina mariposa». De momento son las orugas, más aún que los tanques Leopard, las que ganan terreno en la miseria.
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