Oportunidad

Aunque mi 'experiencia' carcelaria no va más allá de haber pasado una noche detenido en la comisaría de San Pablo por correr menos que los guardias, la sensación de encierro no se quita fácilmente; al menos para mí. Sin embargo, he conocido a media docena ... de personas que se chuparon meses e incluso años de talego por haber hecho cosas más graves que gritar ¡libertad! cuando era delito hacerlo. Uno de ellos fue un amiguete condenado a dos años de cárcel por estafa, que al salir descubrió que había perdido su matrimonio, el trabajo que tenía y hasta la casa, porque su mujer se cambió de ciudad y se llevó consigo a los descendientes. Mi colega, que había soportado con estoicismo y hasta elegancia el tiempo de trullo, se encontró más vacío que un globo sin aire y más solo que la una. Gracias a los que estábamos cerca, pasó un tiempo viviendo en una pensión que pagábamos a escote hasta que un día tomó una fatal decisión: la más fatal y definitiva de todas.