La portavoz del grupo municipal del PP en Valladolid. ALBERTO MINGUEZA

Del Olmo y el acabose

La Platería en llamas ·

«A la concejala se le retiran el apoyo y la obligada confianza en pleno proceso de ejecución de su obra»

Rafa Vega

Valladolid

Miércoles, 29 de septiembre 2021, 06:57

Por favor, no confundan ustedes el non finito con el esfumato», nos pedía entre lamentos recurrentes el profesor de historia del arte en el Instituto Zorrilla a los alumnos de COU, quintos todos, recién tallados justo enfrente, en aquella caja de reclutas anidada en el ... interior del Palacio Real. De hacerlo hoy, con casi cuarenta años de diferencia, entre la falta de latines, la aversión ministerial a los suspensos y el nulo predicamento que se le procura socialmente a la cultura general, puede que se diera por satisfecho si ningún alumno lo confunde con el prosciutto.

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Me viene a la memoria aquel consejo gracias a la exposición que acoge el Museo Nacional de Escultura para establecer una conversación entre obras de distintas disciplinas, épocas, autores e intenciones que comparten un estado inacabado, una suerte de suspenso en su entidad material.

Hacía falta un planteamiento de estas características que aborde la naturaleza del non finito y deje claras sus variantes. Porque desde que el concepto se asentara en nuestra tolerancia colectiva gracias a Miguel Ángel ha pasado mucho tiempo y sabemos que su gesto supone toda una declaración desafiante que encumbra el valor del abandono; un elogio al desdén por la perfección cargante, por esa torpe y aburrida constatación que a menudo arrumba hacia la redundancia, si no al regodeo. Acaso llegara el incipiente culto al hombre de acción que tanto temperamento aportó en el sueño de lo romántico para establecer que el perfeccionismo es una obsesión de artesanos dóciles, aplicados y académicos; algo contrario a las gentes de tronío.

El non finito es ese 'etc.' sustituto de una cadena previsible y de la que los autores elegantes privan por respeto a la inteligencia impaciente de sus lectores; vive en el espíritu evanescente de todos los puntos suspensivos que invitan a la deducción y a la inspiración. El non finito es una invitación a la complicidad. Los millennials relacionarían al artífice del non finito con todo activo y sonriente dispara-consejos que está dispuesto a salir de su zona de confort. Pero, más bien, es quien formula la solución de un problema matemático sin la necesidad estudiantil de enredarse con el tedio de los cálculos hasta hallar el resultado concreto.

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Ahora bien, el non finito también puede confundirse con realidades que no se pierden en los puntos de fuga. Valladolid es experta en otros tipos de non finito más agraces y atribulados. Pásese el visitante por nuestro cuarto y mitad de Catedral; permítasele echar un vistazo a los paneles futuristas que dibujaba el Plan Rogers. Porque esta tierra parece que tiende a la interrupción. Sin entrar de nuevo en ese bosquecillo de argumentos enredados que entretiene tanto a nuestros concejales en los plenos, lo cierto es que en Valladolid resulta difícil gozar del presupuesto —unas veces— o del crédito y los plazos —otras— para terminar lo que se emprende.

Bien pudiera reservarse sala expositiva también a Pilar del Olmo en ese desagradable non finito casero con que pretende obsequiarnos, a su costa, el partido que la traiciona. A la concejala se le retiran el instrumental y la materia prima —que son el apoyo y la obligada confianza por parte de su ejecutiva— en pleno proceso de ejecución de su obra; justo cuando lo más granado de su partido hace parada y fonda en nuestra plaza durante su paseo procesional por España con el líder en andas. La tropelía contra Pilar del Olmo puede producir un non finito, pero es más bien un tiro en el pie. Quienes crean que semejante interrupción de su labor puede confundirse con manso esfumato, poco aprendieron en el instituto.

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