Cacerolada en la localidad vallisoletana de Santovenia contra unos 'okupas'. R. Jiménez

'Okúpate' de nuestros asuntos

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El propietario legítimo está desprotegido, el 'okupa' lo sabe y los gobernantes callan

Laura Ríos

Valladolid

Sábado, 5 de septiembre 2020, 08:19

El fenómeno urbano de la 'okupación' ha florecido de un modo exponencial y alarmante en tiempos de pandemia. Cada día, más de 30 viviendas se convierten en morada ilegal de los amantes de lo ajeno al amparo de una legislación obsoleta, bajo el silencio cómplice ... de las administraciones y la connivencia de partidos como Podemos. El propietario legítimo está desprotegido, el 'okupa' lo sabe y los gobernantes callan. Claro que no todos disponemos de vigilancia del hogar 24 horas ya sea en Rondilla o en Galapagar. Es la suerte de la casta.

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El confinamiento ha supuesto un efecto llamada a la 'okupación' que no se frena porque no hay voluntad política. No la hay porque es más cómodo mirar hacia otro lado, vivir como un capitalista, pero legislar como un comunista. Dudo que Karl Marx se sintiera orgulloso de este populismo caduco y bastante radical. Cada uno forja su destino con mayor o menor acierto y quien acierta o tiene la suerte de que el patrimonio le sonría no debería ser penalizado por ello, mucho menos si los tributos asociados a la propiedad contribuyen al sostenimiento de las arcas públicas.

Bajo esta premisa, sorprende la inacción premeditada. Hace falta un endurecimiento de las penas asociadas a la 'okupación'. No hay derecho a que los vecinos tengan que organizarse en patrullas para proteger sus viviendas, para desalojar a los invasores impunes. Impunes y sobradamente informados. Conocen la ley y los atajos para perpetuar el asedio.

¡Ya está bien de abanderar la lucha de clases para justificarte ante los tuyos! ¡Ponte las pilas y 'okúpate' de nuestros asuntos! Mientras llega la Ley justa para todos, ofrece mecanismos para garantizar el acceso a la vivienda: alquileres sociales, protección oficial o ayudas directas.

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Todo ello debería contribuir a eliminar esta práctica, procurar una morada legal y defender de una vez el derecho a la propiedad privada.

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