El año nuevo que acaba de comenzar tiene ante sí la gran odisea de superar el coronavirus y sus mortíferas consecuencias. Las primeras inyecciones por todo el mundo de las diversas vacunas suponen un primer paso decisivo para la lucha contra una pandemia que ha ... postrado a los países más poderosos del planeta y a los menos desarrollados los ha colocado en una situación casi límite. Muchos consideramos que las vacunas devuelven cierta esperanza a millones de personas que anhelan y necesitan recuperar sus vidas. Al menos, buena parte de su rutina en sus relaciones familiares y personales y lo que es más complicado, en su trabajo diario. Y si lo ha perdido, en encontrar uno nuevo que le permita seguir viviendo con dignidad. Tenemos que seguir viviendo con respeto a esta nueva enfermedad como lo tenemos con otras como la gripe, el cáncer, el sida o los infartos, pero sin miedo a movernos, a hacer lo que hacíamos antes, pero con más medidas de seguridad.

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Cada día se van conociendo más casos de daño psicológico, de pavor al contagio, aunque sus consecuencias no vayan a ser mortales. Incluso hay personas que no han podido superar esa presión, esa angustia, ese temor al coronavirus y han optado por suicidarse. No se habla mucho de estos enormes dramas en demasiadas familias hasta que te toca de cerca y el desastre que supone provoca una sensación de congoja y de estremecimiento ante las dimensiones de los efectos del virus.

Hace falta tiempo para poder vacunar al 70% de la población y así considerar que la inmunidad de rebaño es efectiva y poder considerar que hemos acabado con la pesadilla. Mientras tanto, hay que vivir ese tiempo, esos meses que tenemos por delante y que resultan decisivos para nosotros mismos, nuestras familias, nuestro pueblo, nuestro país y para el mundo entero. Nos encontramos mientras tanto con que continúan algunas pataletas del fatídico 2020. Sobre todo, la de Donald Trump que sigue hablando de fraude electoral y ya no le creen ni los propios republicanos. Hasta el punto de que ha sufrido la gran humillación de ser rebatido su veto en el Senado al presupuesto de Defensa. El caso es que muchos senadores y congresistas republicanos reconocen ya la victoria del demócrata Joe Biden, que tomará posesión como nuevo presidente de los Estados Unidos de América el 20 de enero. Hay muchas esperanzas puestas en Biden, que lo primero que ha hecho como presidente electo ha sido tomar medidas contra el coronavirus y afrontar el reto de superar la gran división entre los norteamericanos. Esa es otra odisea.

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