Aprovechando el rebrote de contagios enhebro estas líneas a sabiendas de que no gustarán a todo el mundo, pero solo es mi opinión. Me da escalofríos pensar lo que se ha vivido en esas residencias de ancianos de todo el país porque sospecho que muy ... pocas han esquivado la visita de la guadaña. Pero deberíamos considerar dos factores: el primero, que no es descartable la responsabilidad de los gestores de las mismas y de los que decidieron no derivar enfermos a los hospitales en plena pandemia. Y el segundo, la parte de culpa que corresponde a esos familiares que se desentendieron del problema como si la cosa no fuera con ellos, olvidando que sus vidas son también cosa nuestra y que nunca deberíamos dejar a nuestros viejos 'aparcados' sine die en un asilo, por muy bonito que sea por fuera y luminoso por dentro.

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En mi familia fueron dos las personas que murieron en otras tantas residencias, una pública y la otra privada; y en ambos casos, nos avisaron con tiempo suficiente para despedirnos y dejarlos plácidamente en la cama. Pero, además, no hubo un solo día en el que no preguntáramos telefónicamente por su estado de salud o los visitáramos. Eran nuestros padres, y nosotros, sus hijos, teníamos alguna obligación sobre ellos. Me parece bien que el Gobierno y la Justicia investiguen a fondo esas muertes y espero que rueden cabezas, pero también que se remuevan un poco todas las conciencias.

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