Obesidad en los jóvenes: mucho por hacer
En España, el patrón alimentario se ha alejado de la dieta mediterránea en favor de una ingesta alta en grasa saturada y azúcares y pobre en fibra
ascensión marcos
Lunes, 27 de junio 2022, 00:18
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En 2019 la Comisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un informe para combatir la obesidad infantil donde se establecieron seis recomendaciones prioritarias:
1. Aplicar programas integrales que promuevan la ingesta de alimentos sanos y reduzcan la ingesta de alimentos malsanos ... y bebidas azucaradas entre niños y adolescentes.
2. Aplicar programas integrales que promuevan la actividad física y reduzcan los comportamientos sedentarios.
3. Integrar y fortalecer las orientaciones para la prevención de las enfermedades no transmisibles con las pautas actuales para la atención pregestacional y prenatal a fin de reducir el riesgo de obesidad infantil.
4. Ofrecer orientaciones y apoyo a una dieta sana y pautas de sueño y de actividad física durante la primera infancia, a fin de que los niños crezcan de forma adecuada y adquieran hábitos saludables.
5. Aplicar programas integrales que promuevan entornos escolares saludables, conocimientos básicos en materia de salud y nutrición y actividad física en niños y adolescentes en edad escolar.
6. Ofrecer a niños y jóvenes con obesidad servicios para el control del peso que se centren en la familia y en la modificación del tipo de vida.
Antes de la pandemia que irrumpió en nuestras vidas a finales de 2019, la OMS ya había avisado de que el número de niños y adolescentes de entre 5 y 19 años que presentaban obesidad se había multiplicado por diez en el mundo en los cuatro últimos decenios. También el Imperial College de Londres indicaba que, de mantenerse esa tendencia, el presente año habría más población infantil y adolescente con obesidad que con insuficiencia ponderal moderada o grave. También la OMS ha informado de la prevalencia de sobrepeso en niños menores de 5 años en el mundo, que es de 42 millones. Se prevén 70 millones para 2025.
Se han llevado a cabo múltiples estudios por grupos relevantes de investigación en nuestro país. En los comienzos de este milenio ya se indicó el gran porcentaje de población adolescente que sufría sobrepeso y obesidad.
A nivel mundial se está alimentando otra pandemia de la que existen advertencias hace más de veinte años. Desgraciadamente, todavía las autoridades sanitarias no han llegado a dar las claves ni las pautas necesarias para hacer frente a este grave problema que conlleva un elevadísimo riesgo de desarrollar patologías derivadas de la obesidad, como la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares, intestinales y autoinmunes, sin olvidar los múltiples trastornos alimentarios, neurodegenerativas y un larguísimo etcétera.
Desde la Administración pública es necesario hacer campañas de concienciación y educar a la población adulta para que padres, tutores y profesores sean capaces de transmitir a niños y adolescentes un estilo de vida saludable, en el que se favorezcan unos buenos hábitos de consumo de alimentos y una vida activa. De ello depende el futuro de nuestra población.
De los resultados obtenidos en 2003 en el estudio Avena entre 2.000 adolescentes de 11 a 18 años ya se encontró que un 19% de las chicas y casi un 26% de los chicos presentaban sobrepeso. Por aquel entonces los porcentajes de obesidad eran 3% para las chicas y casi 6% para los chicos. Estos datos se relacionaron con niveles de marcadores de inflamación más altos en sobrepeso y obesidad que entre los adolescentes que tenían un peso adecuado.
En el estudio Afinos pudimos constatar que el conocimiento del estado de salud y los hábitos de estilo de vida de los adolescentes españoles y sus padres podía ser muy útil para diseñar medidas de prevención. Gracias a este trabajo se pudo descubrir la asociación entre parámetros inmunocompetentes y metabólicos de estado de salud con los hábitos de actividad física y de condición física.
En el estudio Aladino, fomentado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, se tomaron medidas antropométricas a 10.899 escolares entre 6 y 9 años y se encontró que un 41,3% presentaba exceso de peso, un 23,2% sobrepeso y un 18,1% obesidad. La prevalencia de sobrepeso y obesidad aumentaba con la edad y el exceso de peso era más prevalente en los escolares de familias con menor nivel socioeconómico.
El estudio europeo COSI (Childhood Obesity Surveillance Initiative) para observar la prevalencia de sobrepeso y obesidad en más de 300.000 niños de 6 a 9 años y la situación comparativa entre 2007 y 2017 concluyó que el problema parecía haber disminuido en los países del sur de Europa, aunque permanecía estable o incluso aumentaba en los del norte. Los autores indican que algunos países desarrollaron políticas de intervención con éxito para frenar la tendencia a aumentar el sobrepeso y la obesidad entre los pequeños.
Sin embargo, durante las últimas décadas los estilos de vida de los niños han cambiado, incluidos los hábitos dietéticos, un fenómeno llamado «transición nutricional», que potencialmente ha modificado la ingesta energética habitual y la de macronutrientes en los niños, con consecuencias hipotéticamente negativas en su salud.
En España, los estudios más recientes sugieren que el patrón alimentario ha cambiado de forma notable en los últimos cuarenta años, se ha alejado de la tradicional y saludable dieta mediterránea. Esta es una de las razones que podría explicar por qué figura dentro de los países con más obesidad infantil de Europa. Según el estudio EsNuPi, liderado por la Fundación Española de Nutrición en colaboración con la Fundación Iberoamericana de Nutrición, el 40% de los españoles menores de 10 años ya tienen sobrepeso u obesidad, lo que dista de forma alarmante de los resultados a principios de este milenio. Estos datos son la consecuencia de una ingesta alta en proteína y grasa, en particular en grasa saturada, y muy pobre de carbohidratos complejos y de fibra que además va acompañada de una ingesta baja en calcio, magnesio y vitamina D, y excesiva de azúcares.
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