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Los presos independentistas saludan a los simpatizantes a las puertas de la cárcel, este miércoles. Quique García-EFE

Del 'ninot indultat' al 'ninot amnistiat'

El avisador ·

«Puestos a mover algo, en el juego catalán los que sí han dado réplica han sido los propios indultados»

Carlos Aganzo

Valladolid

Sábado, 26 de junio 2021, 07:57

Ahora que ya podemos echarnos a la calle sin mascarilla, serán dignas de verse las caras que se les han quedado a nuestros vecinos después de tanto tiempo embozados. Si de júbilo o de anticipo. Si de esperanza o de amargura, como las vírgenes de ... la Semana Santa. Dice el Presidente que, más allá del perdón de los pecados del contagio, la ciudadanía vive estos días con el corazón más limpio, merced al perdón de los pecados del secesionismo. Otros no piensan lo mismo.

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Dice también que él ya ha movido ficha. Y que ahora le toca hacer lo propio a otros. Y lo dice mientras resuenan en sus oídos los gritos y susurros de las calles de Barcelona. Esperando a ver si se le pasan los acúfenos. Y a saber qué es lo que dicen los tribunales sobre la suspensión cautelar. Resulta que los chicos de la oposición le han dado menos crédito a sus palabras que los líderes europeos a las de Orban cuando trataba de explicarles lo de la legalidad de la ley. Pero de momento no han ido a más. Ni el clamor ni las encuestas han animado al PP a intentar nuevas operaciones de limpieza étnica de Ciudadanos, a lo Ayuso, en Castilla y León o en Andalucía. Ellos sabrán.

Puestos a mover algo, en el juego catalán los que sí han dado réplica han sido los propios indultados. Según Salvador Illa, vencedor sin trofeo de las elecciones regionales, a la salida de Lledoners había más periodistas que seguidores del septeto. En ausencia de algarabía, lo cierto es que las palabras de los salientes se escucharon con total nitidez: aquí no se acaba nada, tras el indulto ahora no cabe otra opción que la amnistía. Por cierto que en eso que salían, la presidenta Laura Borràs terminaba de depurar los servicios jurídicos del Parlament, no fuera a ser que les suceda, cuando vuelva a tener que suceder, lo que a Roger Torrent.

Con las lágrimas de Garamendi y las prédicas de los prelados catalanes (esos «acentos distintos» que anota nuestra Conferencia Episcopal), el equipo del perdón espera ahora del equipo de los perdonados algo más que esas palabras –siempre chulescas, siempre rufianescas– del portavoz en Madrid de Esquerra Republicana: Valentía o necesidad: ¿qué va a hacer ahora el Gobierno después de los indultos?

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Tal vez la única cuestión de fondo en este asunto es saber si el separatismo es comprable, como siempre lo había sido en nuestra historia reciente, o si al final resulta que lo que es es insaciable. Si después de conseguir el 'ninot indultat' de Junqueras van a renunciar a conseguir el 'ninot amnistiat' de Puigdemont. O todo lo contrario.

«Delenda est monarchia», escribió Ortega parafraseando a Catón, que tenía la gracia de acabar sus discursos en el Senado siempre con la misma coletilla: «Delenda est Carthago» (más o menos: «además, pienso que Cartago debería ser destruida»). A Oriol Junqueras no se le presume tanto fuste, pero el soniquete, lejos de quitársele, se diría que se le ha acentuado en la prisión: «Delenda est monarchia: lo volveremos a hacer». No sé si es esa la ficha que espera que se mueva el Presidente. O si una vez más ha hecho la de Abundio: tratar de sofocar el incendio con benceno. Alá proveerá.

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