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A los 13 años ya tuvo a su primer bebé. Como quiso volver a ser madre (o tal vez no, pero nadie se lo ha preguntado fuera de las cuatro paredes de su dormitorio) hace unos pocos días, el 17 de enero, dio a luz ... a su segundo descendiente. Su pareja y presunto padre de las dos criaturas le dobla la edad y, por eso, porque ella es menor, fue detenido, interrogado y puesto en libertad como abusador sexual. La madre de la niña pasó por los mismos trámites que el yerno. Ahora los dos están en la calle, el bebé a cargo de los Servicios Sociales y, la joven mamá, en paradero desconocido. Huyó del Hospital Río Hortega en cuanto tuvo conocimiento de que eso no podía ser así.
El sistema le ha fallado a ella y a sus dos hijos. Si ya hace un año visitó la sala de partos y desde la Administración regional se tomaron medidas, algo ha pasado, o no ha pasado nada, para que la historia se repita.
Desde muy pequeña constan notificaciones por no haber estado bien atendida. Con 12 años se queda embarazada, con 13 tiene su primer bebé, se lo retiran y es ingresada en un centro de menores. Pero se fuga. Estaba dentro de un expediente de protección en el que todas las actuaciones y pasos que se dan se comunican de inmediato a la Fiscalía. Pero esa inmediatez de la que se presume luego no se traduce en actuaciones. Desde su fuga del centro tutelado, recién madre-niña primeriza, hasta su vuelta al paritorio un año después, un año enterito, o al menos nueve meses, ¿qué se ha hecho en ese tiempo? Lo único que sabemos es que ya tiene asignada plaza en el centro de menores.
A ojos de las leyes actuales, la madre de la madre-niña, no ha estado capacitada para educarla y protegerla, ante esto, Servicios Sociales toma el testigo como gran padre protector de los jovencitos descarriados. Sin poner en duda la labor diaria de cada uno de los trabajadores, no me extrañaría que el protocolo hubiera sido, de nuevo, el gran culpable de demoras y actuaciones. Recordemos la presunta 'muerte por protocolo' de la niña Sara hace poco más de dos años.
Claro que la responsabilidad de Servicios Sociales es «hasta cierto punto» como dice la directora general de Familia. Y hasta cierto punto es, como la de los mismos padres. Los tutores no siempre llegan. Entre unos que no saben y otros que rellenan infinidad de papeles para hacer notar que saben demasiado, los menores se despistan. Y se pierden.
Y no sé si menos perdidos están los niños y niñas que salen en los shows televisivos, maquillados como puertas de antiguos lupanares, o aquellos sometidos a la presión de una olla donde cocinar sus sueños de ser, no ya cocineros, sino los mejores, caiga quien caiga.
14 años, como la niña-madre, tiene la heredera y ya ha actuado y presidido actos que nada tienen que ver con su edad. ¿O sí?
La misma vara para todos. Las mismas oportunidades, la misma educación, la misma protección, la misma tutela, la misma libertad…
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