Secciones
Servicios
Destacamos
Cuando los toreros andan en las últimas, se dice que están para una rueda de prensa. La comparecencia ante los medios es lo último a lo que debe renunciar un hombre, además de a llevar un buen paraguas y coger un taxi de vez en ... cuando. Teodoro García Egea fue a dimitir a la tele que es un sitio como para cesar a Rociíto. La rueda de prensa, con su convocatoria, su silencio y su cadalso encierra un honor que no tiene la televisión. Yo estuve en la rueda de prensa de Sánchez cuando lo tiraron de la azotea de Ferraz y rebotó sobre el asfalto.
Me estoy acordando del día aquel porque vino uno desde Lorca a apoyar a Sánchez y no le había dicho nada a la mujer. Al enterarse de que trabajaba en este grupo, un viandante pasó hora y media gritándome «Fascista» al oído y yo tenía sinusitis y otitis, así que las acusaciones de prensa manipuladora al servicio del totalitarismo me hacían efecto Lazarov.
Núñez-Feijóo siempre fue el adulto en la sala, papá al borde de la piscina. Luis Miguel Fuentes ya lo llama 'Papá Pitufo'. Significa el final de la nueva política por la que se creía que los líderes serían cada vez más jóvenes. Hasta ahora, cuando viene un gallego con gafas redondas de carey, una cosa como de salir de hacer nueve hoyos en el golf de Fuenterrabia, zurito de cerveza y medio platito de patatas fritas. Sin esquiar, navegar en los mares del bitcoin ni nada que se le parezca.
Feijóo entrando en Génova ayer por la noche remite a un mundo que parecía extinto, de delicioso aburrimiento bipartidista donde a nadie se le ocurría nada, donde la audacia era un defecto y donde en las reuniones de primera de los periódicos, el director aún preguntaba: «¿Qué ha pasado hoy?». Después vino la locura de pensar que los jóvenes tenían la solución a los problemas por el mero hecho de tener menos años. Luego resulta que en la Universidad Complutense Monedero enseñaba a entender el imperialismo yanqui viendo escenas de 'El Rey León' y Íñigo Errejón metía el boli en las tazas de los platós.
Yo, que era seguidor de Georges Brassens desde chico, ya sabía por su canción 'Les cons' que el tiempo no tiene que ver en este asunto: cuando uno es tonto, es tonto. Hablo de la santificación del niño como portador de una mirada pura y certera que, desprovista de la suciedad del camino que implica la experiencia, ve las cosas como nadie. Esto remata en la niña Greta y la bronca del cataclismo climático y de súbito decae con la prohibición de la publicidad de los alimentos de bollería para no perturbar la paz alimenticia de los chavales, pues se supone que un niño te puede cantar las cuarenta en la sede de la ONU pero no es capaz de entender un anuncio de galletas. Es la hora de los padres de una españa madura. Crecer consiste en darse cuenta de que el padre tiene razón.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.