España limita al Norte... o bueno, o no limita, lo que decida el comité de la clase, que las lecturas diarreicas de Freire y Montessori traen estás cosas. Que dos más dos no son cuatro y que niño, haz lo que quieras en clase ... que lo que te van a valorar es el peloteo, el carnet entre los dientes y cosas así.

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España ya es el rincón del vago, donde la ESO es una placidez entre los primeros novillos y los primeros porros. Ahí está la Lomloe (la enésima Ley de Educación), pues, favoreciendo al alumno huevón, el que se emboba viendo alimoches desde la ventana mientras en el aula hay eso machadiano de la melancolía tras los cristales. No hay mayor inclusión que toda una caza ministerial al alumno brillante, que si sale brillante sale crítico, y un crítico en España es un hereje que hay que extirpar más pronto que tarde.

Al niño le darán igual los montes Pirineos, aquello de que «Ega, Arga y Aragón/hacen al Ebro varón», y los decimales y hasta qué narices es un volcán. Con la Lomloe nos hemos quedado sin futuro, y por eso las niñas ya no quieren ser princesas, sino estrellas del Tik Tok. Y no hay más.

El futuro, que es el mañana, ya está aquí. El analfabetismo triunfante, y el burro/burra/burre ahí, pasando cursos entre que España se va al garete y todo. Eso sí, el niño tiene libertad para sentirse sexuado o asexuado y para tomarse a pitorreo la Secundaria. Pero es que esto es España, y así se la estamos contando. Luis Alberto de Cuenca escribió algo de cargarse a un pedagogo. Y es que hay pedagogos aquí que son para echarles de comer aparte.

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Lo único que podemos pedirle a los nenes, a los líderes del mañana, es que suspendan con gracia y donaire.

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