Nacido el 18 de julio

Sin embargo, por el arte de los tiempos modernos de subsidio y economía sumergida, por fortuna, el hambre es algo olvidado en las Españas, a pesar de los muchos renqueantes, esos ocho millones que la estadística sitúa en el umbral de la pobreza. Será que se cumple lo que aseguraba mi padre, que ahora el más pobre de entre los pobres vive con más comodidades que Isabel la Católica, que narran no tenía agua ni para lavarse, al menos hasta que conquistó Granada, donde Boabdil contaba hasta con hielo que le bajaban de Sierra Nevada.

Sin hambre pero también sin empleo están esos tres millones de conciudadanos, mientras, paradojas de la vida, ha crecido un problema que ahonda más en el misterio del mercado laboral: la falta de mano de obra. No hay mecánicos o soldadores en la industria; o perfiles digitales para nuevos oficios; o hasta directores generales y presidentes de empresa, con un 14% de vacantes por cubrir, por si a usted le interesa ser un ejecutivo al servicio de algún despiadado capitalista.

Incluso he visto una oferta de empleo en la que te dan libre el día de tu cumpleaños. En mi caso me rechazarían, porque nací un 18 de julio y en Valladolid, lo que me convierte en peligroso sospechoso.