Mi fin del mundo

En el juego a veces se gana y a veces se pierde. He sufrido infumables comedias suecas, encefaloplánicas (sí, me la he inventado) series B de acción americanas y presuntuosos dramas. Pero también he ganado a veces, me he encontrado películas supuestamente para niños que me han tocado en sitios inesperados, divertidísimas comedias suecas y algunas de esas pelis que, no estando hechas para casi nadie, resulta que estaban hechas para mí. Quizá mi experiencia más recordada fue el día que entré a ver una película francesa con un cartel realmente raro y un director italiano y salí completamente fascinado de la sala preguntándome quien sería ese tal Tarantino y por qué la película se llamaba 'Reservoir Dogs'.

En eso de las 'pantallas extremas' andaba yo poco antes de la pandemia cuando me decidí a ver una de esas películas. La semana anterior me había metido a ver 'Cats' y aún soñaba con esos gatos entre humanos y de CGI que cantaban regular, por eso aún tuve que taparme más la nariz para entrar a ver 'Doctor Dolitle'. Aquello olía a animalitos raros haciendo gracias y Robert Downey Jr. poniendo el cazo sin importarle que yo perdiese el respeto que le tengo a Tony Stark. Pero, oh sorpresa, la gocé mucho, quizá porque me acordaba de la versión de Rex Harrison de la que es una directa secuela narrativa y emocional, quizá porque, además, recordaba la de Eddie Murphy como una de las más idiotas películas que he visto.

Pero ayer por la mañana saltó a mi ojo la noticia de que es la favorita de este año a los Razzies, esos premios a lo más malo que cada año entregan antes de los Oscar, y, de repente, todo se nubla a mi alrededor. Una vez más al descubrir que, lo que te gusta, no necesariamente es 'mainstream'. Una vez más la soledad y el rechazo social. Una vez más dándome igual que eso pasó. Una vez más disfrutando yo sin necesitar que alguien me lo refuerce. La soledad del jugador.