Bien, digamoslo cuanto antes: es inadmisible que el Mundial se celebre en Qatar, un país donde los derechos humanos están más restringidos que la señal de Internet en mi pueblo. Ya está, ya está dicho. ¿A que se sienten mucho mejor? Dónde va a parar, ... qué bienestar otorga la rectitud moral, el dejar bien patente aquello que consideramos justo, que somos gente de principios. Entre nosotros y Mandelstam, el poeta que escribió –que no publicó– un poema en contra de Stalin en la certeza de que era un suicidio, apenas hay diferencias. «Vivimos sin sentir el país a nuestros pies, nuestras palabras no se oyen a diez pasos…».
Publicidad
Nuestra hipocresía acabará por matarnos. Siempre se nos dio bien criticar mundos ajenos cuando esa crítica no nos reporte el menor de los inconvenientes. Ahora le toca a Qatar y a la FIFA mientras aguardamos ansiosos el debut de España. España, España, España!!! Ese grito ahogará todos nuestros escrúpulos, el asco que sentimos ante personajes como Blatter, Infantino, Villar,Tebas, Rubiales y los millonarios del petróleo que corrompen a todo el que se deja, que oprimen a millones.
Y, para colmo de dicha, llega el Black Friday. ¿Pensaremos, al llenar las bolsas y vaciar la tarjeta, en que esos productos que tan felices nos hacen se fabrican de lugares peores que Qatar, en condiciones infrahumanas? De sitios donde los niños fabrican estas zapatillas tan molonas, estos teléfonos tan guays. Pero así somos y así hemos de aceptarnos en la creencia de que no somos los peores. ¿Cómo era aquello de si me miro, me condeno y si me comparo, me absuelvo?
Feliz Mundial.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.