Moncloa 2021: la Luna

La NASA española y la España 'florestal' de Pedro Sánchez son lo mejor que nos puede pasar. No hay muertos, o los muertos no importan, nene. Que hay que ir a la Luna, a esa misma Luna que parece que sonríe en los días claros en que vamos a encontrarnos a nosotros mismos al palomar. En la Luna hay basura espacial, y quizá allí quieran mandar a los disidentes, que somos todos aquéllos –de Felipe al arribafirmante– que creemos en la Ciencia, en Houston, y no toleramos lo de los indultos. Indultos que nos colarán mientras ladramos a esa misma Luna.

Y es que hablar de la Luna o del Cosmos es ponerse meloso, como cuando las musas se te casan por Ibiza y uno no sabe ni qué, ni cómo, ni cuándo pasó todo este tiempo de soltería cartuja. A la Luna, o al Sol, que es Sánchez, quizá vaya un soldadito español bien entrenado por Pedro Duque, que lo mismo se coloca –mal– una mascarilla que una escafandra.

Mi perro Lupo, cuando mira al Cielo y al satélite ése que dice Roberto Brasero, me devuelve la mirada con ojos de infinito. Porque somos eso, infinito, Cielo bajo y a tiro de Falcon del alcor.