Moderación, señores, moderación
El espigón de Recoletos ·
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El espigón de Recoletos ·
el lumpen-proletariado español afronta las frías Navidades de manera diferente a la de un subsecretario de Estado, por ejemploAhora, lo que espera del Gobierno progresista el empresario es moderación, que es la cordura, sensatez y templanza en las palabras o acciones. El saber popular recomendaba tres en el año y tres en el mes, tres en el día y, en cada una, tres… ... confesiones, cópulas, comidas y vasos de vino, respectivamente. Este año llevamos dos elecciones generales a cuestas, que es un pasar, pongamos por caso, si al final, tras el abrazo poselectoral, tenemos Gobierno.
Dice Antonio Garamendi, de la CEOE, que tampoco es mucha exigencia, porque piden a Sánchez y a Iglesias que reviertan las reformas laborales «que han sido positivas para crear empleo», las mismas que en noviembre han ocasionado la mayor destrucción de Empleo en España desde 2013 y la mayor subida de paro desde 2016: 3,2 millones de españoles hacen cola en las oficinas del Inem, en la administración de loterías de doña Manolita o se dedican al estraperlo de pitos y flautas.
Esta ley, que contaba con la mayoría absoluta del PP y el apoyo de Convergencia i Unió –hoy Junts per Catalunya– se aprobó en 2012, permitiendo así a los empresarios la reducción del personal «por causas económicas, organizativas o de producción» y permitiendo a las empresas con «apuros económicos» saltarse los convenios colectivos de trabajadores. España, desde entonces, es modelo de trabajos calderilla, 'trabajos' exprés que son una cosa y nada al mismo tiempo. La Fundación Foessa califica de 'low cost' nuestro Estado del bienestar –invento del arzobispo de Canterbury en 1945– en su último dosier y el informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN) indica que el 26,6% de nuestra población –más de doce millones de personas– está en riesgo de pobreza y exclusión social. Y el último dosier del Eurostat sobre la situación económica de las familias españolas dice que en nuestro país «los pobres se han hecho mucho más pobres y los ricos más ricos, con mayor intensidad que en la mayoría de los Estados de la UE».
Así que el lumpen-proletariado español afronta las frías Navidades de manera diferente a la de un subsecretario de Estado, por ejemplo. Que para eso están cerrando acuerdos y alianzas en Moncloa. Para que los niños jueguen a la Quimicefa mientras Su Majestad nos dice que seamos sensatos y trabajadores. Y la CEOE y el Círculo de Empresarios ha pedido esta semana al tándem de los próximos 'presi' y 'vice' «respeto y cumplimiento del marco constitucional» para que este Adviento no se vuelva ventisquero. Ya que la citan, nuestra Carta Magna –que ayer cumplió 41 años– dice en su artículo 35 que «todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia». Pero cada uno lee aquí la Constitución como si se tratase del 'Cantar de los cantares' o el 'Ulises' de Joyce: como le viene en gana.
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