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La presidenta de Cs, Inés Arrimadas, durante su participación en el encuentro 'Por un poder judicial independiente' celebrado hace una semana en la Plaza de la Villa de París, en Madrid. EFE
Una moción nunca es de fogueo

Una moción nunca es de fogueo

La carta del director ·

«Hubiese bastado con que esta semana Casado y Arrimadas se hubiesen acercado a Valladolid, hubiesen convocado a todos sus procuradores y hubiesen reformulado el pacto de gobierno con una rúbrica simbólica, pero reveladora, de cada uno de ellos»

Ángel Ortiz

Valladolid

Domingo, 7 de marzo 2021

A principios del pasado mes de enero, la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, se refería así a Francisco Igea, vicepresidente de la Junta de Castilla y León, su rival en las primarias de hace un año: «Él quiere su sillita y le da igual ... qué partido». En el contexto de la marcha de Lorena Roldán para unirse a las listas del PP en las elecciones de Cataluña, Igea había dicho que contemplaba «todas las opciones» en el futuro, más allá de su partido, porque su intención es seguir en política. De aquella reacción de Arrimadas, del origen de aquellos polvos, esta amenaza de moción de censura que vivimos en la región. La que ha aireado el PSOE de Luis Tudanca desde hace dos semanas y ha puesto patas arriba el hasta cierto punto anodino tablero político de nuestra comunidad. Como hizo el Conde de Montecristo, el secretario general de los socialistas parece que les esté diciendo a Igea y Mañueco: «Hagamos un trato: vosotros pedirle a Arrimadas que os salve, que yo os seguiré golpeando hasta que ella aparezca». Y ahí sigue Tudanca desde hace ya quince días, dale que te pego, cuchareando en las incertidumbres de una iniciativa que, si se dispara, nadie puede hoy asegurar al cien por cien que fracasará.

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