Mirlo blanco
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Allí estaban ellos, vecinos cansados del abandono y del repunte de un narcotrafico que el Ayuntamiento no reconoceDivisarlos es poco común porque suelen cantar ahí arriba en las copas de los árboles, donde casi nadie puede alcanzarlos, pero este pájaro puede dejarse ver y descender con el ánimo de contonearse, de exhibir unas cualidades que cree superan a la media. El descenso ... se produce en un hábitat propicio, algo parecido a un espacio donde se sienta seguro y protegido y donde su presencia sea considerada. Cuando se posa, es cuestión de tener suerte y cruzarte con él porque, como buen mirlo blanco, disfruta más de las alturas y de la escena a vista de pájaro.
El cebo cocinado para el mirlo Sánchez era perfecto. Pisar un barrio obrero y un tradicional feudo socialista. A Pajarillos lo convirtieron en el nido perfecto para atrincherarse temporalmente. Un plan idóneo para convencer al dudoso y hacerse con el tercer diputado en liza que no obtuvo en las anteriores elecciones generales. Era la primera vez que un presidente pisaba un terreno tan resbaladizo. Todos los ingredientes parecían estar a favor para dar el cobijo al mirlo que primero se posó en Villanubla. Pero las entrañas del barrio de Pajarillos se revolvieron cual pequeño insecto que se siente presa de su verdugo. Allí estaban ellos, vecinos cansados del abandono y del repunte de un narcotrafico que el Ayuntamiento no reconoce y por el que algunos se plantean incluso la posibilidad de echar a volar y anidar en zonas más protegidas de la ciudad.
Entonces apareció el mirlo blanco, paseó su exótico plumaje y lo hizo durante tres minutos exactos. El tiempo preciso que empleó en dar la vuelta al 29 de octubre, un espacio rehabilitado, blanco como el mirlo, pero con las entrañas visibles, un cableado sin soterrar que tampoco había sido previamente integrado. La visita del mirlo Sánchez sí permitió actuar de forma inédita a los servicios de limpieza y recogida que aprovecharon el vuelo bajo para limpiar la cara de las zonas que recorrería. Se recogieron dos toneladas de enseres. Hubo paseíllo exprés y de nuevo el mirlo decidió escalar, subir al púlpito y desde allí tratar de captar un tercer escaño en Valladolid que, por cierto, hoy no parece ser tan evidente.
Con las mismas que apareció, emprendió el vuelo y allí desde la copa de los árboles presume de tener a todos bajo su ala, incluso a los fiscales. Este domingo, 10 de noviembre, el mirlo Sánchez volverá a posarse y quién sabe si seguirá viviendo en las alturas o descenderá para reposar de tanta vida en las nubes.
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