Mirarse en el espejo de Juan Vicente Herrera

El entonces presidente de la Junta de Castilla y León fue el nexo para aliarnos en una nueva forma de gobernar dando voz al mundo laboral y empresarial. Aún hoy, 21 años después, me sorprende el logro alcanzado con un presidente del PP y la patronal. Hasta entonces parecía que la única palabra que nos vinculaba a la patronal y a los gobiernos de derechas era el enfrentamiento. La clave del éxito fue la buena voluntad que mostramos las tres partes con el único propósito de mejorar la vida de los castellanos y de los leoneses y, por tanto, propiciar el desarrollo social y económico de esta comunidad, la de mayor superficie de España, aunque la sexta en población.

Fuimos pioneros en 2001 en esta forma de democracia participativa tan avanzada. Un concepto que, a la vista del éxito de sus programas y servicios, pronto fue acogido por otras administraciones y otros territorios como modelo de concertación. Al igual que cualquier iniciativa nueva, tuvo sus fallos y sus grietas que supimos ir remendando con el único propósito que, como he señalado, nos unía: una mejora de vida de los castellanos y de los leoneses en una comunidad en retroceso económico y envejecida.

También bajo el mandato de Herrera, el Diálogo Social fue elevado al máximo rango normativo incorporándolo en el Estatuto de Autonomía en 2008. De esta manera, a día de hoy, las entidades locales con una población superior a los 20.000 habitantes y las diputaciones provinciales han establecido procedimientos participativos específicos a través de los Consejos Locales y Provinciales de Diálogo Social.

Durante 21 años, o mejor dicho, 20, hemos firmado unos 100 acuerdos que se han convertido en referentes en la legislación autonómica: la Ley de Dependencia, los Ertes como modelo para afrontar las crisis y que tan buen resultado le dio a Pedro Sánchez en la crisis sanitaria de 2020, la Renta Garantizada a la Ciudadanía, el Programa Personal de Integración y Empleo (PIE) dirigido a las personas desempleadas para la mejora de su empleabilidad e inserción laboral, asegurándoles unos ingresos mínimos, etc.

En el marco del Diálogo Social, hemos alcanzado también otros logros importantes para la estabilidad de los trabajadores y trabajadoras de la comunidad autónoma. Por ejemplo, conseguimos revertir la deslocalización de empresas que de otra manera hubieran hundido a las poblaciones en las que estaban instaladas. Como ejemplo, los casos de Puertas Norma, Fontaneda y Bimbo.

El Diálogo Social, que amparó Juan Vicente Herrera, benefició a la sociedad castellano y leonesa con medidas en materia de conciliación familiar. No vamos a olvidar que fue el Diálogo Social el que 'inventó' los programas de madrugadores y tardes en el cole (10.000 alumnos). También impulsamos la semi gratuidad de los comedores escolares (35.000 beneficiarios).

Al éxito del Diálogo Social corresponden también la recuperación de los Erasmus universitarios (1.700 beneficiarios), los Erasmus en FP y la reducción de las tasas universitarias. Y así podría seguir enumerando hasta llegar a esos 100 acuerdos que hicieron del Diálogo Social una seña de identidad en Castilla y León. El reconocimiento de esta política de consenso, unanimidad y diálogo en la que confluían una y otra vez los sindicatos con la patronal y la gestión de Juan Vicente Herrera saltó las fronteras nacionales. El prestigio de nuestro modelo llegó a Europa donde la OIT (Organización Internacional del Trabajo) califica el Diálogo Social de Castilla y León como de primer nivel, el máximo posible, convertido en una de las principales herramientas de democracia participativa. Nuestro prestigio saltó el charco llegando a América Latina donde, por ejemplo, la Municipalidad de Valdivia (Chile) firmó un acuerdo inspirado en este Diálogo Social que nace y crece para la sociedad.

Nos encontramos en este 21 aniversario con la crispación absoluta de la extrema derecha que campa a sus anchas por las nueve provincias de una comunidad autónoma en la que no cree. La política de confrontación se ha implantado en nuestras vidas, en el Parlamento, en el Diálogo Social, en los medios de comunicación, etc. No es comprensible que Mañueco haya entregado, a la primera de cambio, el Diálogo Social, que ha sido un instrumento facilitador de la convivencia y los consensos, primero a Ciudadanos y ahora a su actual socio de gobierno radical. Ambos incluyeron en sus programas electorales la eliminación o minimización del Diálogo Social y esta forma de democracia participativa.

Ya estamos siendo testigos de las primeras consecuencias de la destrucción del Diálogo Social: la inseguridad jurídica, los inversores temen instalarse en una comunidad autónoma conflictiva y huyen buscando garantías, los jóvenes no quieren vivir en un lugar donde les dicen que el sexo solo debe practicarse para procrear o que las mujeres son dadoras de vida o desalmadas, porque se aprovechan de las leyes.

Como decía, el Diálogo Social nace y crece para la sociedad en Castilla y León, se ha reproducido durante 21 años y aún me queda un mínimo de confianza para pensar que no fallecerá por inanición. Solo si Mañueco recula y exige a sus socios de gobierno que entiendan y respeten la utilidad y necesidad del Diálogo Social, sobrevivirá. Lo tiene fácil, solo debe mirarse en el espejo de Juan Vicente Herrera. Y desde CC OO seguiremos defendiendo este valor de democracia participativa que es el Diálogo Social.