En cuarenta días la Comunidad de Madrid pasó de liderar los contagios en Europa a ser una de las regiones con menor incidencia del virus. De 784 infectados por 100.000 habitantes pasó a 364. Ahora anda por 200. Sin la saturación de hospitales que ... le habían pronosticado algunos 'expertos'. Con la hostelería semi-abierta y con la economía menos dañada. Frente a la pretensión del mando central del ministro de Sanidad de cerrar Madrid a cal y canto, los responsables de salud del gobierno madrileño optaron por el sistema de las zonas básicas de salud.
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Confinar los barrios y municipios con más contagio y mantener abiertos los más saneados. Apostaron también por los test rápidos de antígenos que permiten el rastreo y conocer la incidencia del virus por calles y portales. Varios medios informativos alemanes y franceses empezaron a hablar del 'milagro de Madrid'. En España otros sostenían que «el milagro de Madrid no existe». Preside la Comunidad Isabel Díaz Ayuso, del PP. Eso puede explicar algunas cosas.
El 6 de noviembre el presidente de Castilla-La Mancha, García Page, decía que Madrid era una bomba vírica de potencia apocalíptica. El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, por su parte, cuestionaba el equilibrio mental de la presidenta de Madrid («una impresentable» que pone en peligro la Comunidad de Madrid y las comunidades que la rodean, decía en Twitter). Periodistas de firma conocida se sumaban al concierto (una inepta que no debe estar al frente de la Comunidad). Un destacado líder radiofónico le preguntaba: «¿Alguna vez ha pensado que esto le viene grande? ¿Dimitiría si no consigue frenar la pandemia?».
La tormenta perfecta. Los cuchillos de una moción de censura se afilaban en la sede de Ferraz con Ciudadanos dejándose querer a cambio de la presidencia para Ignacio Aguado y un borrado de caras de la foto de la plaza de Colón clamando contra la figura del relator para un negociación con los independentistas catalanes. En los despachos de Génova nadie daba un duro por Ayuso y le prohibieron convocar elecciones para dinamitar la posible moción de censura.
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Sánchez se presentaba finalmente, como un jefe de estado extranjero, en la sede de la Comunidad esperando que la presidenta cayera como fruta madura. Pocos días después la curva de los contagios empezó a doblarse en Madrid. Las zonas básicas de zalud y los test rápidos empiezan a dar resultado. La prensa europea reconoce el acierto de las autoridades sanitarias de Madrid. En España menos. Ya se sabe. Ahora a Díaz Ayuso le echan otro pulso. La izquierda indepe catalana y los de Otegi le quieren subir los impuestos a los madrileños. Cuidado con Ayuso, que tiene flor.
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