Curioso como las charlas más inocuas pueden convertirse en polémica en el tiempo que necesita un parpadeo. El otro día, tomando un café, me encontré hablando sobre libros con un desconocido. Me preguntó en qué idioma leo. En inglés, le dije, por ser mi idioma ... materno. ¿Y los escritores españoles? También en inglés, contesté. Entonces me dijo que nunca voy a entenderlos al cien por cien si no les leo en el idioma original. No sé cuántas veces he oído este argumento, pero digamos que las suficientes para tener una respuesta hecha: si un angloparlante no entiende a Cervantes por no leerle en castellano, ¿un hispanoparlante nunca va a entender a Dante o Flaubert por no saber italiano o francés?
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Hasta ahora, todo bien. Luego me preguntó si estoy leyendo algo actualmente. Si, The Frozen Heart (El corazón helado) de Almudena Grandes, es muy bueno y lo recomiendo. Y allí cambió la expresión en su cara, pasó de una de curiosidad a una de decepción. ¿Almudena Grandes? ¡Era una roja! En ese momento, mi di cuenta de que ese señor, con sus dos pulseras, una verde y la otra amarilla y roja, no iba a ser mi futuro mejor amigo íntimo.
La verdad es que, sí, Almudena Grandes era de la izquierda. ¿Y qué? No la leo por su política si no por el simple hecho de que era una gran escritora, y punto. Sus temas son los efectos de la historia sobre la gente normal, de familias exiliadas en Francia, de padres que pasan mucho frio en el frente ruso. No están tan lejos de los libros de Walter Kempowski y sus sagas de familias alemanas en la Alemania nazi.
Si empezamos a boicotear artistas por su política, terminaremos siendo un pueblo de paletos. El escritor británico, George Orwell, era un socialista y durante la Guerra Civil Española luchó en el frente de Aragón en las filas de una milicia anarquista, pero eso no impidió que el Sr. Feijóo le elogiase por su libro 1984. Bueno, no es el mejor ejemplo que se puede dar, porque el jefe del PP no parece el hombre más culto de España (Picasso era un catalán etcétera) y posiblemente crea que Orwell se alistó en la legión Condor, pero hay otros. Wagner, el compositor de la Cabalgata de las valquirias, era antisemita y Richard Strauss, cuya música hizo famosa la película 2001 odisea del espacio, de mayor fue funcionario del Tercer Reich. Y no olvidemos a John Lennon. El de Liverpool animaba a los jóvenes a no hacer la mili y tomar drogas alucinógenas. ¿Eso significa que no debemos escuchar a los Beatles?
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