Secciones
Servicios
Destacamos
Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad». Lo dijo Winston Churchill, y atendiendo a su razonamiento, no parece oportuno caer en el pesimismo. Al menos, por el momento. En su primer paso, la Mesa por León, ... la misma que debe abrir una hoja de ruta que busque soluciones para una provincia en declive, ha generado una cascada de fatalismo. Nada nuevo. No era lo deseable, pero en León si hay un virus que nunca muta es el del pesimismo; y si muta, es a peor. Del fatalismo al derrotismo, pasando por el desánimo y la desesperación. Y así en un bucle interminable.
Cuesta encontrar un poco de aliento cuando el viento sopla tan en contra. Y en eso, es cierto, los leoneses tenemos una habilidad especial para alimentar el gen autodestructivo. No es que la Mesa por León y su veintena larga de mentes pensantes invite de inmediato a un futuro esperanzador, pero, al menos, se merece un estrecho margen de confianza.
Durante las tres últimas décadas León se ha consumido en sus miserias, algo que nadie quería ver o que, quien lo veía, simplemente optaba por ignorar la realidad y mirar hacia otro lado (otra especialidad de la tierra). Esa caída en picado, esa desnutrición económica, empresarial y social labrada durante tanto tiempo no puede hoy recuperarse en una semana, en un mes, o en un año. Si en algo ha acertado la Mesa por León es en remarcar que su trabajo debe ser constante, firme, real y duradero en el tiempo. En una década se ha asegurado. Y ese análisis no parece un error.
Siendo su visión más o menos acertada, teniendo como base un razonamiento que no parece ajeno a la lógica, resulta igualmente evidente que a esa mesa le faltan patas. Una al menos, varias si se quiere ser más puntilloso. Resulta complicado comprender cómo a tan extenso tablero de sabios no se sentó ni una mujer con peso específico. ¿Realmente no hay mujeres en la provincia que puedan definir con acierto el futuro que esta tierra merece? No todas las mentes capaces de realizar un análisis sociológico y socioeconómico de León pueden llevar nombre en masculino. Algo falla.
Y no es lo único porque resulta complicado comprender que para estudiar el futuro de la provincia no se cite a los principales ayuntamientos leoneses o, en su defecto, a un representante de ellos. Visto así, con realismo, la mesa está 'coja' pero, sin embargo, a sabiendas de esa situación, conviene no dinamitar este órgano de aparente consenso. León necesita hoy de cualquier elemento que permita abrir un camino de futuro, por muy comprometido que pueda parecer.
La Mesa por León se merece al menos una oportunidad, un margen para conocer hasta dónde puede llegar, qué elementos de futuro puede aportar y por dónde caminan quienes la forman y a ella se han sumado. Hoy, al menos, todos son conscientes de una realidad: la agonía leonesa no es comparable a la de otros territorios, por mucho que se quiera alimentar ese discurso acomplejado, perdedor e irreal.
León va tan mal que aún no es Detroit, pero se aproxima a la ciudad norteamericana. Sergio Tomé, experto del Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo, insiste en esta realidad para evidenciar que la provincia leonesa agoniza sin remedio mientras espera soluciones inmediatas, extendidas en el tiempo, razonadas y realistas.
León, en definitiva, merece una oportunidad y la Mesa por León es una de las pocas balas que aún quedan en la recámara. El resto es pesimismo y la muerte segura. Hay futuro, si se busca.
Noticia Relacionada
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.