Óscar Puente, alcalde de Valladolid. SERGIO BORJA

El Mercedes

Balas de fogueo ·

«No quiero ni pensar lo que los dictados de la agenda 2030 dicen al respecto de vehículos tan poco eficientes y contaminantes como el Mercedes de marras»

Antonio Salinero

Valladolid

Lunes, 23 de agosto 2021, 07:46

Dicen que envejecer es perder la capacidad de asombro. Aun así, el camarada Óscar Puente no para de darnos sobresaltos.

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Obvio es decir que, tras el asunto del yate, la cantinela exculpatoria de la ignorancia y de la vida privada, resulta a estas alturas un ... poco patética. Y es que la historia, como diría Marx, siempre se repite como farsa.

Parece el cuento de nunca acabar. El alcalde, que debería saber que las empresas no son oenegés y que los favores tarde o temprano se cobran, parece vivir en una de aquellas edades doradas y mitológicas en las que, como dijo don Quijote, se ignoraba el «tuyo» y el «mío», y acepta con desparpajo mercedes, privilegios y prebendas vengan de donde vengan, como caídas del cielo.

No quiero ni pensar lo que los dictados de la agenda 2030 dicen al respecto de vehículos tan poco eficientes y contaminantes como el Mercedes de marras, pero, aunque el catecismo ecoprogre sea siempre para los demás, lo cierto es que la conducta a fuer de desahogada resulta muy poco edificante.

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Sumido en el rigor de las desdichas, Puente reconoce el error, o el horror (a la fuerza ahorcan), y acto seguido agita la palma del martirio y saca a la palestra un discurso victimista y paranoico que intenta desviar el tiro lejos de lo importante.

Y es que al margen de la presunción de inocencia, o de indecencia, lo que le importa al contribuyente es que la vara de mando se lleve con cierta ética y, a ser posible, con estética.

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