Tenía solo 10 años cuando subió a un barco junto a otros 4.000 niños españoles rumbo a Gran Bretaña. Era el 21 de mayo de 1937 y Paco Robles, nacido en la localidad leonesa de Mansilla de las Mulas y que vivía en Barakaldo, ... iniciaba el recorrido que marcaría su vida. Indefenso, sin entender el porqué de tanto odio y cuando aún resonaba el estruendo de las bombas sobre Guernica, se separaba de sus progenitores para embarcarse en una incierta travesía a lo desconocido. Sus padres creyeron que el alejamiento duraría unos meses, pero como muchos otros ya nunca volvió.
Conocemos la historia de Paco Robles gracias a las páginas del libro de Miguel Ángel Fernández, titulado 'El niño vasco de Mansilla de las Mulas'. Un retrato conmovedor en el que el protagonista recuerda su periplo de ciudad en ciudad, de adopciones difíciles y de gruesos titulares en la prensa inglesa en los que se les tildaba de «pequeños terroristas» o «salvajes».
De haberlo vivido en el siglo XXI, hoy Paco representaría la diana perfecta para un grupo político como Vox, camuflado de demócrata, que ataca sin pudor derechos fundamentales, como los que asisten a los niños, procedan de donde procedan. Ni imaginamos la vivencia de quienes sufren los viajes en pateras, se ven abocados al abandono por decisiones fronterizas o burocráticas o padecen la violencia y la muerte de una guerra. Resulta dramático que quienes se envuelven un día sí y otro también en la bandera de los valores cristianos expresen tanto odio hacia centros que acogen a niños y jóvenes sin recursos. La mayoría, por cierto, españoles.
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