El Consejo de Ministros procedió ayer a la aprobación en primera lectura del anteproyecto de la Ley de Memoria Democrática con la que trataría de ir más allá de la Ley de Memoria Histórica de 2007 en cuanto a la restitución de la dignidad de ... las víctimas de la dictadura franquista y la vindicación del pasado constitucional de España. El contenido de la iniciativa legislativa se anuncia tan prolijo en sus intenciones que plantea tanto problemas de solvencia jurídica como dificultades para su aplicación final. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la anulación «de pleno derecho» de los juicios sumarios del franquismo, cuando puede alegarse que todos lo fueron o no lo fue ninguno.
Publicidad
El dictamen a esos efectos del Consejo de Estado, del CGPJ y del Consejo Fiscal resultará crucial, en tanto que el Ejecutivo debiera atenerse a esos tres informes antes de dar el siguiente paso en la tramitación del proyecto. Aunque hay un requisito político que el Gobierno no puede saltarse sin incurrir en irresponsabilidad: la necesidad de que el texto legislativo cuente con la anuencia de una amplia mayoría parlamentaria, más allá de los escaños que dieron la presidencia a Pedro Sánchez. Entre otras razones porque ninguna ley podría denominarse «de Memoria Democrática» si estuviera sujeta a una fuerte controversia incluso antes de su promulgación.
El Gobierno trata de impulsar una norma definitiva, pero de las palabras de la vicepresidenta Carmen Calvo se deduce que no está tan seguro en su empeño. De entrada parece excesivo que pretenda rescatar los «200 años de historia democrática» del país mediante una ley con la intención, además, de que su articulado fije el currículo académico de las futuras generaciones, e incluso establezca el cauce por el que deba discurrir la investigación historiográfica.
Hubiese sido más razonable que el Gobierno se decidiera a dar pasos adelante en el reconocimiento efectivo de las víctimas de la injusticia extrema durante la guerra civil, la posguerra y la dictadura franquista. Pasos para la recuperación urgente de los restos de las personas asesinadas por el guerracivilismo patrio y el régimen triunfante, prohibiendo al tiempo la mínima justificación de semejante ignominia. Hubiese sido mejor limitarse a rescatar el buen nombre de tantas mujeres y hombres represaliados que la ideación de una norma total que trataría de articular un pasado incuestionable bajo la denominación de democrático.
Publicidad
Noticia Relacionada
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.