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El actual modelo de la sanidad rural está agotado. Podría tener los días contados. No es sostenible mantener un servicio en poblaciones al borde de la extinción y de eso sabemos mucho en Castilla y León. A nadie se le escapa que mantener un sistema ... con 2.248 municipios alejados entre sí, dispersos y con población muy envejecida es un lujo propio de un Estado del bienestar que ha vivido y vive por encima de sus posibilidades. Hay más de 3.600 consultorios rurales, 1.400 de ellos en localidades con medio centenar de vecinos. Podemos decir sin miedo a equivocarnos que Castilla y León cuenta con el mayor número de consultorios médicos del conjunto de España, incluso por encima de Andalucía.
Es hora de ponerse manos a la obra. La atomización de la Sanidad requiere de decisiones valientes, de análisis reposados, de cálculos concienzudos y de mucho consenso. Lanzar un proyecto cual globo sonda ha creado en los últimos días una incertidumbre innecesaria. Lo que se requiere es pisar el territorio, incluso empadronarse en alguna localidad despoblada y vivir con el miedo de saber que mañana al médico de zona no le toca la tuya. Así, con la mano en el pecho, pero con la cabeza en los hombros, toca reestructurar el sistema.
Nadie dijo que fuera sencillo, pero sí lo es escuchar las necesidades de la población. Quienes quieren vivir o seguir viviendo en el pueblo tienen el derecho a hacerlo. En la mayoría de los casos, la población es envejecida. Personas a las que les ofrece tranqulidad tener controlada su tensión o los niveles de azúcar. Esta labor está al alcance del colectivo de enfermería, pero, ¿qué ocurre cuando hablamos de tratamientos médicos más específicos: enfermos pluripatológicos, radioterapia, diálisis...? ¿No tienen derecho a seguir viviendo en el medio rural?
No caben más titubeos. Es el momento de abrir el mapa, contar vecinos, cartillas y asignar centros de referencia, pero también de animar a los recién licenciados a rotar por el medio rural. Existen claras dificultades para atraer a profesionales cualificados a los pueblos, de hecho, en el anterior mandato, Sanidad planteó incentivos profesionales para los médicos que ejerzan en el medio rural. La planificación adecuada al territorio implica además una mayor inversión para dotar de la tecnología necesaria a esos centros de referencia y extender de una vez por todas el transporte a la demanda.
Es el proyecto piloto en el que trabaja la Consejería de Sanidad y que verá la luz antes de que finalice el año en la comarca zamorana de Aliste. La medición de los resultados supondrá la extensión del modelo a otros puntos, pero no implicará el cierre de los consultorios existentes. Veronica Casado, la consejera de Sanidad, tiene un reto imponente por acometer, esperemos que las fuerzas no flaqueen y no se agote a los niveles del actual modelo de la sanidad rural.
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