Era previsible que las grandes superficies dieran el asalto a las pescaderías de toda la vida. Esta tendencia llevará a la ruina a algunos establecimientos, pero no creo que haga mella en esos otros que venden máxima calidad desde que abrieron. Hablo, por ejemplo, de ... las tiendas del Mercado del Val, que no han dejado de dar género de primera a sus clientes. Según entro me fascinan las merluzas, los bacalaos, los rapes, las truchas (menos) o ese marisco vivo al que dan ganas de saludar.

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Además, si tienes buen trato con el personal que despacha puede hacerte desistir de llevar algo que no está para sacar sobresaliente. ¿Está pocho?, no, porque estoy seguro de que lo retiraría, pero si recomienda algo distinto, cambie de idea y llévelo que acertará.Este mercado, como otros de la ciudad, está atendido no solo por profesionales, sino por gente que sabe lo importante que es recomendar al cliente un producto sin miedo a perderlo.

Leí una vez que las grandes superficies tienen muy estudiado todo lo que sucede dentro, incluyendo los aromas, de tal manera que cerca de la pescadería tiene que oler a pescado aunque esté vacío el mostrador, y cerca de la perfumería a colonia tipo Nenuco. A lo mejor me equivoco, pero en el mercado que frecuento solo huele a pesca del día, a carne recién cortada, a tomates rojos y mandarinas, a pan en las tahonas. No hay márquetin para engañar a ningún sentido.

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