Recientemente, ha estado de aniversario el Real Decreto 95/2022, de 1 de febrero, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas ... de la Educación Infantil. A muchos de los lectores, quizá este nombre no les sugiera gran cosa, pero si aclaramos que se trata de una disposición legislativa que surgió hace ya dos años para centrar y asentar las bases de la tan importante etapa educativa de educación infantil que abarca de los 0 a los 6 años, quizá ya, a muchos de ustedes les interese el contenido de este artículo por cercanía de vecinos, hijos, nietos, etc.
Y es que, desde la puesta en marcha de la LOMLOE en el año 2020, ha sido un objetivo claro para el Ministerio y el resto de administraciones educativas autonómicas dar pasos adelante para esclarecer la ordenación de la etapa y la implantación de una progresiva gratuidad de la misma, en pos de hacer real y efectivo el derecho de los padres a una enseñanza accesible y de calidad también en estas primeras edades.
Aclaremos que en nuestra comunidad autónoma, Castilla y León, se están produciendo avances en términos de asequibilidad económica para las familias de manera progresiva en muchas de las escuelas infantiles y centros que ofrecen educación para niños de 0 a 3 años. Estos avances se completarán en el próximo curso académico 2024/2025, en la franja de edad de los niños de 0 a 1 año.
Pero, ¿qué hay del objetivo de centrar las bases y esclarecer la ordenación de la etapa? ¿Se ha logrado? Si nos referimos al citado Real Decreto 95/2022 (…) encontramos que la complejidad de su texto, la modificación e introducción de nuevos términos y lo ambicioso de sus metas generaron en su momento un quebradero de cabeza a todos aquellos que trabajamos a diario con niños de tan corta edad.
No es de extrañar que los maestros y educadores infantiles tuvieran que echar más de un vistazo tras la publicación de la norma a su artículo segundo de definiciones, recomponerse para tratar de aproximar sus enfoques pedagógicos al desarrollo de las ocho competencias clave o replantearse, entre otras cosas, cómo iban a lograr que niños de tan solo un año de edad se autoevalúen.
Por suerte, el pasado curso 2022/2023, nuestra Consejera de Educación, Rocío Lucas Navas, y su equipo consiguieron desentrañar tal lío y nos ofrecieron un texto de nada más ni menos que 125 hojas que «simplifica» y acerca al lenguaje cotidiano el nuevo currículo de la etapa.
El Decreto 37/2022, de 29 de septiembre, por el cual se establece la ordenación y el currículo de la educación infantil en la comunidad de Castilla y León no solo nos ha devuelto el término «contenidos» que el texto nacional había sustituido por saberes básicos, sino que los enumera de forma más detallada. Nos ha brindado orientaciones para la planificación de «situaciones de aprendizaje», ofrece mapas de «relaciones competenciales» que nos permiten comprender mejor la relación entre elementos curriculares importantes, como las competencias específicas y las competencias clave, o estas últimas con los objetivos de etapa. En definitiva, logra, meses después de la publicación del Real Decreto, que los profesionales de la etapa que trabajamos en Castilla y León tengamos una referencia más clara para llevar a cabo la hermosa tarea de enseñar a nuestros pequeños.
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