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Europa sí tiene cartas que jugar contra la política exterior de Donald Trump, ya lo creo que sí tiene cartas. Puede que Zelenski no las ... tenga, pero Europa sí las tiene. Europa puede condenar a Estados Unidos a la soledad, y al desprecio cultural. Seguro que eso a Donald Trump le importa un pimiento, pero no a sus ciudadanos. Europa tiene que recomponer su poder cultural, porque la guerra ahora se dirime en la cultura. Es importante que los estadounidenses se avergüencen, que pasen vergüenza cuando viajen por Europa. Es la misma vergüenza que pasaba un español cuando viajaba por el mundo en los años sesenta del pasado siglo porque venía de un país retrógrado, en donde gobernaba un dictador. La España franquista nos avergonzaba a todos los españoles.
Es hora de que les pase lo mismo a los estadounidenses que viajan por Europa y por supuesto a los rusos. Putin es motivo de vergüenza. Es mucho más peligroso, infinitamente más peligroso Putin que Trump, al menos a día de hoy. Pero los dos, Trump y Putin, han decidido dar por muerta a Europa. Y en parte tienen razón, porque la Unión Europea no existe como país. O se produce una alianza política y militar entre Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, España, Holanda, etc, o adiós a la libertad.
Sí, tenemos delante un retroceso histórico de siglos. Es el regreso a sociedades militarizadas. Putin no tiene nada que perder y Trump es un ególatra imprevisible. ¿Y qué podemos hacer nosotros, los europeos que creímos en la cultura, la fraternidad y el progreso? Cerrar los libros y sacar las pistolas, a eso nos obligan. Ni Putin ni Trump leen libros. Tal vez eso sea lo primero que los defina a los dos de manera contundente: su protuberante incultura, su desprecio a los libros. Son como Joseph Goebbels, el famoso ministro de propaganda de Hitler, que odiaba la cultura. En 1939 nadie sabía que Hitler era insaciable. Sí, era un peligro, decían. Como ahora lo decimos de Putin.
Cuando Hitler invadió Polonia ya era demasiado tarde. Putin quiere Ucrania entera. Recemos porque solo quiera eso. ¿Y si quiere más? ¿Y si Trump se queda con Canadá y Groenlandia y el Canal de Panamá a cambio de que Rusia se quede con Ucrania y un trozo de Polonia? ¿Quién les va a decir que no? ¿Macron? ¿Solo Macron? Vuelve la Edad Media. Quién nos lo iba a decir, que en tiempos de la IA y del mayor desarrollo económico de la historia, sacase su patita el fantasma de la guerra. Menudos dos emperadores del mundo nos han salido. ¿Y ahora qué hacemos? Nadie responde.
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