Reunión de las delegaciones del PP y Vox celebrada este miércoles en las Cortes. Carlos Espeso

Mañueco y el efecto mariposa

«Aún no es tarde para frenar el tremendo estropicio provocado por quienes ayer pensaron usar esta tierra de trampolín y hoy recogen sus trastos»

francisco igea

Viernes, 25 de febrero 2022, 00:05

El 20 de diciembre, por Twitter y a traición, Alfonso decide dar un golpe genial en Castilla y León.

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Las encuestas le dan de inmediato casi la mayoría absoluta.

Sorprendentemente, una de esas encuestas se realiza, ¡oh casualidad!, con un trabajo de campo entre el ... 14 y el 23 de diciembre.

Aún no se habían convocado elecciones y ya estaban las encuestas.

Génova se apresura a presentarlo como un movimiento genial y un paso más en la carrera de Pablo Casado hacia la victoria.

De hecho, ya incluso el día anterior, Teo había prometido solemnemente en el congreso del PP aragonés que «desde este momento ganaremos todas las elecciones que se convoquen»; «Este es el servicio que tenemos que hacer a nuestro presidente Pablo Casado».

No hay lugar a dudas. Las decisiones estaban marcadas en la estrategia de Génova y el interés de nuestra comunidad era absolutamente irrelevante.

Aupar a Casado por encima de Ayuso y mostrarle a todos que las victorias eran del PP y no de Isabel. Ese era el objetivo principal. Lo que vino después es conocido.

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Mañueco pierde votos y porcentaje; obteniendo el peor resultado de la historia del Partido Popular en la comunidad.

Mañueco queda esclavo de Vox y Ayuso se relame de gusto.

Es preciso, en ese momento, utilizar otra estrategia para acabar con ella: Acusarla de corrupción. Conocedora de esta nueva estrategia decide detonar, ella misma y por anticipado, el caso mascarillas. Filtran a dos medios el espionaje al que ha sido sometida. El PP estalla y la inefable pareja Teo-Pablo da un recital de cómo no manejar una situación de crisis. Hoy ya todo es pasado.

Así funciona la política española; la estupidez de sus dirigentes; la ineptitud de unos intrigantes de medio pelo que huyen del interés colectivo y provocan el caos en un país y en una comunidad que asisten estupefactos a tanta ignominia, en un chapucero remedo del 'Efecto Mariposa' explicado por el matemático Eduard Lorenz en su «teoría del caos».

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El aleteo idiota de Mañueco en la Asunción se ha llevado por delante el PP y la tranquilidad de nuestra comunidad. A estas horas, Alfonso está agarrándose al chaleco salvavidas de Ortega Smith y entregando nuestra comunidad a las políticas excluyentes, separadoras y supremacistas de un partido que no oculta sus propósitos: acabar con la protección a las mujeres que supone la ley de violencia de género, humillar a los descendientes de las víctimas de la guerra y la represión condenándoles a seguir enterradas en nuestras cunetas, sembrar el miedo y la exclusión entre los inmigrantes, fomentar el proteccionismo y un modelo de Europa incompatibles con sus principios fundacionales y, además, acabar con la protección al medio ambiente alentando al incumplimiento de los compromisos de Paris. Estos son algunos de los puntos esenciales del programa de estos nuevos socios que Mañueco necesita para formar gobierno.

Alfonso cerró el lunes cualquier posibilidad de acuerdo amplio con el PSOE al levantarse de la mesa al oír la palabra «corrupción». Toda una escena teatral que únicamente buscaba justificar su entrega al mesianismo taurino y preconciliar de Vox.

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Esto es lo que nos espera si no somos capaces de acabar con la estrategia cortoplacista y ponernos a trabajar en un acuerdo amplio que asegure las reformas que esta comunidad necesita.

Castilla y León no necesita expulsar inmigrantes, necesita atraer población. Castilla y León no necesita contaminar más, necesita conservar y explotar sus inmensos recursos medioambientales. Castilla y León no necesita más intolerancia, necesita más diálogo y acogida. Castilla y León no necesita encerrarse en sí misma, necesita abrirse al mundo. Lo que nos jugamos en estas semanas es nuestro futuro. El Partido Popular debería dejar de pensar únicamente en su supervivencia y sus miopes estrategias y mirar a esta comunidad con algo más de generosidad y responsabilidad.

Aún no es tarde para frenar el tremendo estropicio provocado por quienes ayer pensaron usar esta tierra de trampolín y hoy recogen sus trastos. Una retirada humillante marcada por el silencio cobarde y cómplice de quienes hasta ayer les paseaban como salvadores por esta tierra. Aún no es tarde para la responsabilidad.

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