Está en tú mano, en nuestras manos

Cuando hablamos de cambio climático no solo nos estamos refiriendo a los graves efectos que está teniendo el aumento de la temperatura del planeta, la desertización, el aumento de las enfermedades y mortandad provocada por la mala calidad del aire o a las catástrofes ambientales que se están produciendo en diferentes partes del mundo, sino que nos referimos a una situación que está entrando en un punto de no retorno al no modificar nuestros hábitos de vida. Esta última afirmación no es un invento de quien comparte estas líneas, sino que lo han confirmado expertos que llevan muchos años estudiando todos estos efectos en todos los países del mundo.

El cambio climático es una realidad. ¿Dudas que los incendios forestales que han arrasado más de 10 millones de hectáreas en Australia y en Siberia son causados por la casualidad? o que ¿las graves inundaciones producidas en nuestro país han sido producidas por la mala suerte? .Sinceramente, no lo dudes, la causa está en los seres humanos…..pero también la solución.

No quiero en este artículo cargar las tintas en aspectos negativos. Más bien todo lo contrario. Creo que la situación la conoces bien y las consecuencias, también. En estas líneas quiero que veas que cada uno de nosotros podemos poner nuestro grano de arena en frenar el deterioro del planeta. Puede parecer una tarea imponente, que nos puede desbordar, pero no lo es, con pequeñas acciones realizamos por muchos de nosotros, se han demostrado muy eficaces.

El cambio climático lo podemos combatir, está de nuestra mano. Si te preguntas cómo, aquí van algunas propuestas sencillas, útiles y muy fáciles de poner en práctica. Adecua tú alimentación: adquiere productos, como frutas y verduras, de temporada, de cercanía. Lee las etiquetas de los productos que compras ya que ellas nos darán siempre una gran información. Equilibra el consumo entre carne y pescado. Haz una lista de la compra, basada en un menú organizado con anterioridad. Vuelve a comprar productos a granel. Controla el termostato de tu casa u oficina. Reduce el uso de papel, tanto en el trabajo como en el domicilio. Compra la ropa que es necesaria y que esta sea ecológicamente sostenible (es la segunda fuente de emisión de CO2). Reutiliza, arregla y remienda las camisas, pantalones, jerseys….Desconecta los móviles, televisiones, ordenadores, pantallas….cuando dejes de usarlos. Utilizas servicios de almacenamiento en la nube y comparte los archivos pesados a través de links. Deja de usar plásticos innecesarios, rechaza las bolsas que te ofrecen en los supermercados, lleva la tuya.

El transporte es otro de los grandes contaminantes del planeta. La movilidad sostenible es posible y eficaz. No sólo viajar en avión es el que más emisiones de CO2 emite a la atmósfera, también es el de nuestro día a día. Cada vez más se ven en nuestras ciudades y pueblos vehículos eléctricos o híbridos que conllevan un descenso o eliminación de los gases de efecto invernadero y mitigan la contaminación acústica, algo muy importante para la salud. Las empresas y administraciones deben incentivar el uso del vehículo compartido, para lo que se deberían adaptar los horarios de entrada y salida de las oficinas. Puedes utilizar más el transporte público, para ello y desde las entidades competentes se tienen que mejorar la frecuencia y el servicio de los mismos. Estos deben utilizar combustibles ecológicos, una medida que te ayudará a replantearte volver a utilizarlos. Reforzar la apuesta por la peatonalización de las urbes, aumentando los aparcamientos disuasorios y la regulación de los servicios de carga y descarga, es otra medida eficaz. Los sistemas de uso de vehículos eléctricos de alquiler por minutos ('carsharing'), que en las grandes ciudades están triunfando, tiene que llegar a las medianas localidades. La puesta por el carril bici es clara en muchos lugares, utilízalos y reclamemos a los ayuntamientos que los mejoren, que los conserven, señalicen y que lleguen a los centros empresariales. Camina, anda y disfruta de tu localidad, además de ser sano, es eficiente medioambientalmente hablando.

La biodiversidad es la tercera pata de nuestra labor y compromiso con el planeta. Está demostrado que realizar caminatas por el campo, mejora nuestra percepción de la realidad y mejora nuestra salud, tanto del cuerpo como de la mente. Cuando salgas al campo, respétalo. No molestes a la fauna, no olvides que estamos en su 'territorio' y que solo somos visitantes. La flora está porque cumple con una función de equilibrio dentro de la naturaleza; no te aporta nada cortarla. No tires basura, lleva siempre en la mochila una bolsa donde meter tus residuos y cuando llegues a un contenedor, deposítalo en el correspondiente. Junto a todo ello hay algo, mucho más sutil y efectivo: cuando estás disfrutando de la maravilla que es salir al monte, te das cuenta de lo importante que es su conservación.

Como acabas de leer el reto está en cada uno de nosotros. Somos los únicos que podemos revertir la situación. No nos queda mucho tiempo, once años según los expertos, pero aun tenemos la oportunidad. Te invito a que pongas en marcha estas medidas, sencillas pero muy útiles, como decía al principio y junto a ello crea conciencia con los que te rodean. Hazlo por ti. Hazlo por todos.